Con este título quiero hacer una reflexión sobre cómo identificar a las personas que dicen trabajar mucho y además están ocupadas permanentemente, sin estarlo. Son los profesionales del escaqueo, que se venden muy bien y que aparentan estar muy activas; perfiles que, además, tras las apariencias, coinciden siempre que son también los más “pelotas” de sus jefes.
Vivimos en un mundo donde le concedemos mucha importancia a las “apariencias” y lo hemos convertido en normalidad. Cada vez es más habitual encontrarse con este tipo de personas, que saben venderse mejor que otros que, en realidad, son mucho más productivos. Y nos olvidamos del dicho popular de que “las apariencias engañan”.

Presentan en general todos ellos las mismas formas de proceder: contestan a los e-mails sin mirar lo que se les solicita, con mucha rapidez para mostrar eficacia, pero sin aportar ninguna solución a lo demandado en el correo. Cuando el asunto vuelve a surgir por estar pendiente de resolver, actúan como si fuera la primera noticia que tienen y te dicen aquello de “¡déjame que lo mire!”, “¡investigo!”, y así pueden proseguir y procrastinar hasta el año siguiente.