No hace mucho tiempo un amigo me contaba que estaba un poco preocupado porque en su empresa los teléfonos sonaban menos, es decir, habían disminuido las llamadas de los clientes. Y por eso estaba intentando que los comerciales internos incrementaran esas llamadas a la clientela para contrarrestar esa ausencia de comunicación telefónica. Y he dicho “estaba intentando” porque es así, porque no lo estaba consiguiendo al 100%.
¡Ah amigo!, con la Generación Muda hemos topado
Sí, sí; la generación que tiene pavor a hablar por teléfono, la generación a la que le faltan habilidades sociales para mantener una conversación telefónica y no digamos el contacto cara a cara; la generación que no valora lo enriquecedor que puede ser un diálogo entre dos personas, la generación que no se está dando cuenta de la falta de personalidad que les está creando el móvil, además de la necesidad de ser reconocidos socialmente o, lo que es lo mismo, la búsqueda de “likes”.
Es la generación, sin embargo, que puede invertir horas y horas mirando el teléfono móvil. En definitiva, es la generación que en el siglo XXI tiene adicción al móvil, pero que le produce un rechazo tremendo el mantener una conversación telefónica.