Con esta expresión, contraria a la que le espetó nuestro Rey Emérito D. Juan Carlos I al que fue presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quiero poner de manifiesto los miedos que tenemos a expresar nuestra opinión sobre las diferentes cuestiones que se nos van planteando habitualmente en nuestra vida profesional y personal.
La inmensa mayoría de las personas se calla, cuando la realidad es que siempre tienes algo que decir. Cada uno tiene su propia visión de las cosas y, sin embargo, prefiere quedarse inmóvil y callado. Quizás por vergüenza, por falta de coraje o por el miedo al qué dirán. Con esta actitud lo único que se consigue es ser invisible “nadie te ve” y nadie se fija en ti.