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Estamos muy ocupados respondiendo correos electrónicos

No estoy… ¡estoy ocupado!

Este año he comenzado muy tarde mis vacaciones de verano y, por tanto, hemos llegado a los sitios cuando los demás ya estaban terminando las suyas. Pero en el destino veraniego me encontré con un viejo amigo con el que nos detuvimos (mi mujer y yo) para preguntarle qué tal le iban las cosas y cómo estaba su familia, y la contestación fue: “estoy muy ocupado, muy ocupado…, demasiadas cosas juntas en este momento”.

A mi vuelta de vacaciones le pregunto a otro amigo qué tal se encontraba y, de nuevo, me vuelvo a encontrar la misma respuesta: “Estoy muy ocupado, tengo mucho trabajo”.

Pero no sólo les ocurre a los mayores: me contaba otro conocido, que se ha cambiado de casa recientemente, y al presentarse a uno de sus vecinos y preguntarle si sus hijos podrían conocerse, ya que eran de la misma edad, la respuesta que obtuvo fue: “tienen un hueco de 45 minutos en los próximos quince días ya que el resto del tiempo están en inglés, clases de canto, piano…”.

La enfermedad de “estar ocupado”

En síntesis, creo que estamos enfermos y esta enfermedad de “estar ocupados” es un poco destructiva para nuestra salud y nuestro bienestar, debilita las relaciones personales y nos separa de la vida que todos deseamos.

¿Recordáis cuando los niños se ensuciaban de barro, lo ponían todo perdido e incluso se aburrían? ¿Por qué tenemos que sobrecargarles de tareas extraescolares y estresarles ya desde edades tan tempranas?

Una de mis rutinas diarias es revisar la inmensa cantidad de correos electrónicos que recibo, y no encuentro la manera de parar esta corriente. He intentado diferentes técnicas, pero siguen llegando y la gente espera una respuesta a estos correos. Ahora resulta que quien está demasiado ocupado soy yo. ¡Cómo hemos creado un mundo en el que tenemos más y más cosas que hacer, pero con menos tiempo para reflexionar y menos tiempo, en definitiva, para… ser!

Estamos muy ocupados respondiendo correos electrónicos
Revisar gran cantidad de correos electrónicos es una de las tareas ineludibles en estos tiempos.

Recuperar la capacidad de vivir una vida plena

No tiene que ser así: en muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices ¿Cómo está tu haal? Haal es una palabra para preguntar por el estado transitorio de tu corazón en este momento exacto; esto es lo que queremos saber cuándo a alguien le preguntamos ¿qué tal estás?

No preguntamos cuántas cosas tienes que hacer, cuántos correos tienes pendientes de leer, solo queremos saber cómo estás en este momento: cómo está tu corazón de contento, de alegre o de triste. Dime que recuerdas que sigues siendo un ser humano y no solo un “hacer humano”. Cuéntame que eres más que una máquina de trabajar. Ten esa conversación tranquila y sanadora, ten ese contacto aquí y ahora.

No tengo la solución, pero sí que sé que estamos perdiendo la capacidad de vivir una vida plena. Necesitamos una relación diferente con el trabajo y la tecnología, y ser mucho más humanos. De alguna forma, necesitamos un modelo diferente de organización individual, social y familiar. “Quiero que mis nietos se ensucien, que lo ensucien todo y que incluso se aburran”; “quiero que todos podamos detenernos un instante, mirarnos a los ojos, tocarnos y preguntarnos mutuamente”:

¿Cómo está tu corazón hoy? Os propongo que cuando uno de nosotros responda “estoy muy ocupado” podamos decirle “lo sé, todos lo estamos. Pero lo que quiero saber es cómo está tu corazón”.

¡¡Que seáis buenos!!

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Angel Ortega
Angel Ortega
27/09/2018 07:17

Ya lo decía José Manuel Lara, fundador de la editorial Planeta: “un negocio que no dá para levantarse a las 12 no es un buen negocio”. Y San Agustín dividía el día en tres partes iguales para trabajar, holgar y dormir. A un servidor, a pesar de sus tareas como directivo, siempre le sobra tiempo para estar con los amigos y la familia. El truco es madrugar y priorizar lo que es importante y lo que puede esperar. Si, ya lo sé, ¡soy muy simple!

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