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El shock del futuro

El otro día con mi padre, en su residencia de mayores, al que le estaba leyendo el último post, me recordaba un libro de 1970 que se titulaba “El shock del futuro”, escrito por Alvin Toffler y de cuya lectura disfruté en su momento. Este hecho me dio pie a ligar lo de entonces con lo de ahora.

El libro hablaba de la transición que se iba a producir entonces de la Sociedad Industrial a la Postindustrial y que esta evolución agobiaba a muchos ciudadanos. Toffler pensaba que el grado tan acelerado de cambios tecnológicos dejaba a muchas personas desconectadas, desorientadas y con un fuerte estrés. Entonces se comentaba sobre el proceso de transformación en las industrias y que los empleados se verían obligados a un aprendizaje permanente y a cambiar de localidad con frecuencia para encontrar trabajo, con lo que los trabajadores harían frecuentes cambios de empresas frente al sistema tradicional, por aquellos años, de trabajar siempre en la misma compañía.

Empezaba la producción en masa de productos, lo que los convertía en desechables, porque la reparación era más cara que el modelo nuevo. Los ordenadores evolucionaban rápidamente de manera que teníamos una segunda generación antes de que se acabase la vida útil de la primera. Y muchas otras cosas más que ya se ven como muy antiguas, pero que dejaban en estado de shock en su momento.

El trabajo humano frente al robot

Hoy en día, suceden otros acontecimientos que también nos dejan en shock a mi padre y a mí inclusive: parece que el trabajo, tal como lo conocemos, se nos acaba a los humanos a favor de los robots, que van avanzando cada día más a grandes pasos, dado que las máquinas son buenas utilizando algoritmos matemáticos para realizar labores rutinarias.

Como consecuencia, hay profesiones tendentes a desaparecer, aunque supongo que otras surgirán. Con los robots conduciendo desaparecerán los taxistas; los abogados podrían estar en peligro en lo que respecta a sus tareas de búsqueda de jurisprudencia y sentencias antiguas (ya que esto lo realizará el Big Data).  Algunas labores de la Policía desaparecerán también: en China existen robots paseando por los aeropuertos grabando todo lo que pasa a su alrededor con cámaras de reconocimiento facial.

No solo acaban las profesiones sino que también tiende a desaparecer el dinero en efectivo (en los países nórdicos en 2030 no habrá dinero), o no habrá semáforos puesto que los vehículos se comunicarán entre ellos.

Los conceptos de propiedad y de privacidad

Se acaba el concepto de “propiedad”, que se cambia por el de “usar”. Pagaremos por utilizar y no por tener (no tendremos coche, usaremos coche).

Pero no todo es tan exagerado porque el “Factor Humano” no desaparecerá y permanecerá. Parece que triunfará en las personas la Creatividad y la Empatía, que es la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otro ser puede sentir.

Estamos acabando con las conversaciones entre amigos, pues cada vez utilizamos más el Whatsapp, y esto acaba siendo un problema en las empresas o lo será en breve. Al abusar de esta aplicación de mensajería estamos dejando de hablar con los clientes y cuando tengamos que hacerlo quizás no sepamos articular bien el discurso, los mensajes.

El concepto de privacidad se está transformando con las redes sociales y las comunicaciones digitales.

Se acaba la privacidad que tanto preservamos algunos, en contra de los que pregonan a los cuatro vientos lo que en cada momento hacen, o más aún “están haciendo”, porque se vuelca a la red en el mismo instante. Echándole un vistazo a Faceboock o Instagram se puede averiguar la vida de una persona o familia en pocos minutos. ¿Será que está cambiando también el concepto de privacidad?

En mi opinión, como creo que he dicho en algún otro post, lo verdaderamente importante no son los cambios que vienen, sino la velocidad con que vienen.

Estamos volviendo a lo que indicaba Toffler en su libro, ya que decía que estaremos en un mundo donde perdura la inseguridad, la angustia y el miedo.

Hoy, nuestros hijos, hasta que no entran en una edad entorno a los 35 años, tienen esas sensaciones (en mi propia casa, mis hijos, a los que hemos inculcado la disciplina del estudio, nos dicen “nos habéis engañado” porque tras estudiar sus carreras universitarios encuentran muchas dificultades en la vida actual). Esto les obliga a emprender su vida familiar tarde, que la tasa de nacimientos se reduzca y se retrasen en el tiempo y, como consecuencia, que alguno de los que estáis leyendo este post no cobraréis pensión.

Menos mal que la ciencia nos garantiza el retraso del envejecimiento celular, por decir algo favorable.

La terapia para todo lo anterior es ser Flexibles y ver en los cambios una Oportunidad. Así que, ánimo, y pensad que el futuro es fascinante y que mejoraremos en casi todo. No entréis en shock, por favor.

¡¡Que seáis buenos!!

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