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La salud y la gestión del stock

Por Tomás Simón

Repasando durante este verano artículos antiguos, me encuentro entre ellos uno sobre la evolución histórica de los patrones de belleza del cuerpo humano y me vino a la cabeza relacionarlos con los stocks. En este sentido, se pueden asociar los stocks a la salud de la empresa, como los alimentos a la salud del cuerpo humano. Por tanto, al igual que los patrones de belleza han cambiado con el tiempo, se debe asumir igualmente un cambio en la forma de ver los stocks.

El citado artículo explicaba cómo desde la Edad Media y hasta hace relativamente poco tiempo la salud y el poder estaban relacionados con tener kilos de más. Es decir, las personas entradas en carnes se relacionaban con la alta sociedad y con el poder. Los cuerpos delgados y débiles eran lo común en las capas menos pudientes de la sociedad –en aquella época había guerras permanentes y, por tanto, mucha escasez–.

Hoy en día esos cuerpos no son los más deseables y todos queremos estar delgados, musculosos y esbeltos, a ser posible. Del mismo modo, el atractivo de las empresas también ha evolucionado con el tiempo. Durante muchos años, desde el inicio de la Revolución Industrial, han primado los BENEFICIOS a la hora de evaluar a una empresa: cuanto más dinero se tenía en edificios, maquinaria, stocks y otros activos, mejor. La empresa valía más.

En los tiempos actuales el patrón ha cambiado, porque lo que se compara es el beneficio con el capital necesario para generarlo, es decir, el indicador de atracción de una empresa pasa a ser la RENTABILIDAD.

Los stocks suman capital invertido, por lo que al estar en el denominador afean la imagen o rentabilidad de la empresa. Por tanto, para ser una empresa atractiva, se debe limitar su valor de inventario al máximo, de manera que se invierta sólo en stocks que sirvan para mantener y aumentar las ventas. El resto son grasas, curvas y exceso de peso que sobran. Así, la gestión de los stocks es vital en las empresas, lo mismo que la alimentación en el cuerpo humano y, muy especialmente, en aquéllas que se dedican al almacenaje y la distribución. El saber hacer (know-how) a la hora de gestionar los stocks  puede suponer una gran ventaja competitiva.

La naturaleza estimula al hombre a comer lo más posible hasta hartarse porque el organismo dispone de mecanismos para almacenar cuando hay exceso. Posteriormente, tirará de esos recursos en momentos de mayor demanda de energía o esfuerzo físico y en períodos de tiempo sin alimentos. Pero si no controlamos el instinto, pronto se generarán michelines y más peso del deseado. Por eso, la empresa debe tener los materiales necesarios para satisfacer la demanda, absorber las fluctuaciones e incertidumbres asociadas a ésta y seguir vendiendo cuando haya falta de suministro por cualquier causa (fallos del proveedor, errores en pedidos o fallos en el transporte).

El instinto de protección nos insta a hacer acopio de mucho stock para no perder ninguna venta. Sin embargo, la incertidumbre y la variabilidad de la demanda son realidades que no podemos cambiar, ni tampoco es fácil encontrar una “bola de cristal” que ayude a obtener unas óptimas previsiones de la demanda. Si no controlamos el instinto, aumentaremos el stock más de lo necesario.

La alternativa a la tentación es adaptarse a la realidad y construir cadenas de suministro más ágiles y flexibles que permitan dar el mismo servicio al cliente a base de mucho rigor y control a la hora de gestionar aprovisionamientos. La situación más habitual, en estos momentos, es tener exceso de stock de lo que “no se vende” (como el sobrepeso en las personas) y, a la vez, falta de lo que “se vende” (carencia de hierro o necesidad de vitaminas). Las decisiones de qué referencias almacenar, dónde y en qué cantidades deben responder a criterios técnicos y estudios logísticos de disponibilidad y tiempo de servicio, y no a criterios de marketing o de imagen.

Al igual que hay personas que tienen que cuidar su físico (modelos, actores y presentadores de TV), otras precisan de un físico EXCELENTE, como son los deportistas de élite, bailarines y profesiones similares. Si se quiere una empresa de élite, hay que aceptar las experiencias y sacrificios de una moderna gestión de stocks.

Por otro lado, tenemos una forma de controlar nuestra salud que es el Índice de Masa Corporal, que nos permite compararnos con los demás. En el stock disponemos de un indicador similar que es la COBERTURA  (compara la inversión de stocks con el valor del coste de las ventas en los últimos 12 meses y lo multiplicamos por 365 días), que nos da una idea del tiempo que podemos seguir satisfaciendo la demanda. Debemos, por esto, mirar con frecuencia nuestra báscula y poner remedio en cuanto se detecten desviaciones y no esperar a tomar decisiones cuando los esfuerzos puedan ser mucho mayores.

Los stocks consumen recursos muy valiosos para las empresas: capital circulante, espacio en almacén y beneficios de la empresa. Con relación al espacio se cumple siempre un principio, no escrito, sobre que los materiales, al igual que los gases, tienden a ocupar todo el espacio disponible. Siguiendo con el símil de la salud, los beneficios podrían ser nuestra felicidad. Nos damos cuenta de que estamos gordos cuando ya es tarde o tenemos algún problema de salud y entonces nos ponemos a hacer dieta o tratamientos costosos buscando resultados a corto plazo. Un exceso de stock nos quita parte de los beneficios en cuanto que realizamos devoluciones al proveedor con penalización, depreciaciones o materiales que hay que dar de baja.

En cuanto al capital circulante, es seguramente el más difícil de ver, el menos intuitivo. Las señales de peligro las dan los financieros cada vez que el valor del inventario crece y son como gritos en el desierto. Pero afecta a la salud de la compañía. Las consecuencias del sobrepeso pueden ser graves para el cuerpo humano: provocan tensión alta, colesterol y problemas de circulación; pueden provocar un infarto. De igual manera, los problemas de financiación provocados por un exceso de stocks pueden llevar al colapso de la compañía.

Una empresa sana es aquella que tiene los stocks “adecuados” a su negocio, a su mercado, a sus ventas y a las particularidades de sus clientes en su área geográfica, ni más ni menos. Si se quiere destacar, es necesario controlar el peso y las curvas. Hay que hacerlo con método, esfuerzo y, sobre todo, con mucha disciplina y control. ¡¡Mejor no engordar, que tener que adelgazar!!

Os deseo buenos stocks y muy buena salud.

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Iago Castro
Iago Castro
17/11/2016 14:30

Muy buen articulo, como siempre dando la opinión desde la sensatez.

Habra que coger tu consejo, porque estas épocas que se avecinan no son fáciles para adelgazar, en todos los sentidos.

Espero que todo te vaya de 10, que no lo dudo.
Un saludo desde Lugo.

Tomás Simón Martinez
Tomás Simón Martinez
14/09/2016 17:47

Muchas Gracias Enrique.

Josep
Josep
13/09/2016 10:28

Llevar una dieta equilibrada no es fácil, cuando los clientes quieren el material para ya, por muchas formulas que nos den, muchas veces nos tenemos que guiar por la intuición y por los últimos resultados.

Para no engordar demasiado, tendríamos que tener las paredes de cristal.

Enrique Gahete
Enrique Gahete
09/09/2016 09:29

Acertada publicación!
Enhorabuena.
Saludos

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