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Inteligencia comercial y tecnología Led

Por Tomás Simón

Hace pocos días, en una reunión de antiguos compañeros de trabajo, hablábamos de forma distendida sobre el futuro de la iluminación en España –“somos así de atrevidos”– con motivo del desarrollo y pujanza que está alcanzando una nueva fuente de luz, el Led.

Si, como nos indican los fabricantes más importantes del mercado, la duración de esta tecnología es de 50.000 horas, tendríamos que una lámpara para el hogar podría durar 45 años (suponiendo que la encendiéramos tres horas al día) y una luminaria de oficina o de alumbrado público podría alcanzar una vida útil de 17 años (entendiendo que estaría encendida ocho horas al día).

Vistas así las cosas, parece que casi nos hallamos en lo que podríamos denominar un boom en la venta de estos productos Led, en una etapa inicial, pero que luego se llegaría a producir un cierto parón y sólo existirían los mantenimientos y las reposiciones. De ahí nuestra preocupación por el sector: ¿qué pasará entonces con la evolución comercial de los fabricantes de estos productos? Presumiblemente, tendrán que reorientarse a otras soluciones con objeto de mantener las ventas, o tendrán que reinventarse. A partir de ahí, el cruce de opiniones y reflexiones nos llevó a unir diferentes puntos de vista que ya están sucediendo en este momento, y que podría resumirse en los aspectos siguientes.

En algún momento no muy lejano, todo estará conectado. El “Internet de las cosas” (o Internet of Everything”) es el culpable de la conexión de personas, equipos, procesos y datos. Imaginad que, cuando entremos en un restaurante, detecten nuestra presencia concreta y, de esa manera, sean conocedores de nuestros gustos y preferencias gastronómicas, basándose en criterios preseleccionados.

¿Cómo nos detectan? Pues a través de nuestro smartphone, tableta u ordenador, que todo el mundo en la actualidad dispone. Los sensores de detección estarán ubicados en cualquier sitio, como en las luminarias o downlights que se instalan en el restaurante o en los equipos del alumbrado exterior, por mencionar solamente algunos ejemplos. Así se conocerá, no tardando mucho, nuestra presencia en la zona o el comercio correspondiente; es la llamada “Inteligencia Comercial”.

La unión de la “conexión total” con la “gestión de los datos” nos va a condicionar mucho en el futuro. La capacidad para gestionar datos a partir de de la geolocalización de un comprador, usuario o interesado es un elemento a tener en cuenta para un futuro negocio. La comercialización de servicios basada en la ubicación crecerá mucho en los próximos cuatro años, según indican numerosos expertos.

En estos momentos, una empresa ya puede predecir que un cliente necesita un medicamento contra la alergia basándose en la cantidad de polen en suspensión que los informes municipales ofrecen en tiempo real. A partir de ahí, la “ciudad inteligente” (o smart city), conectando datos y personas, se convierte en la “ciudad mágica” y se puede dispensar a ese afectado el medicamento en la zona donde éste se encuentre.

“Si un vendedor conociera qué desea o necesita su cliente potencial, cuándo lo va a demandar y dónde está en el momento que lo requiere”, estará muy cerca de venderlo, ¿no es así?. Digamos que por ahí van los tiros.

Por tanto, podríamos suponer que la iluminación en el futuro se regalará, será gratuita para el cliente, que tendrá que pagar al proveedor de servicios que le informará sobre las personas que tiene en su negocio, sus gustos, consumos habituales, etc. A su vez, será el proveedor de estos servicios quien pague al fabricante de luminarias la incorporación de sus sensores en las mismas. ¿Por qué no podría ser así?

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Rafael
Rafael
20/11/2014 19:21

Interesante artículo Tomás e inquietante a la vez. Y digo inquietante porque a medida que pasa el tiempo y avanza la tecnología se pierde privacidad.
¿Que pasa si yo no quiero que el restaurante sepa mis gustos?
La verdad es que cada día somos más públicos
¿Qué pasa con la Ley de Protección de datos?
Pues que creo que es una pantomima más para sacar dinero a los empresarios… pero no quiero abrir ese melón.
Solo quiero decirte que me ha gustado mucho el artículo y me ha hecho reflexionar.
Fuerte abrazo.

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