Bruselas ha reprendido sin paliativos a España por su falta de Gobierno y, por ende, de estabilidad. Ya saben las instituciones comunitarias de qué va eso (Bélgica, Grecia,…) y que supone en el corto y medio plazo para la economía nacional y, de paso, para comunitaria. Y aquí nadie se salva.
Los magníficos resultados económicos macro y micro de 2015, los primeros realmente optimistas desde 2018 ¡aleluya! pueden tornarse en preocupantes si la política sigue dando avisos de inestabilidad a su “hermana” la economía ¿exagerado?
Hace muy pocos días el director comercial de una gran empresa proveedora del sector logístico me relataba los buenos resultados de su empresa y del sector en el comienzo de 2016 al hilo de lo acontecido en 2015, pero también me confesaba que sin tener un efecto aún directo e inmediato, si que se percibía ralentización en determinadas decisiones y que los clientes argumentaban para esa dilación la incertidumbre política y gubernamental.
En el mismo sentido publicábamos la semana pasada en nuestra web las declaraciones de uno de los dirigentes del sector del transporte por carretera que hablaba –este sin paliativos- de descenso de actividad en un sector que es reflejo de la actividad del resto.
Y también el mercado de inversión en infraestructuras y naves logísticas refleja una caída nada despreciable del 25 por 100 respecto a 2015, según una de las inmobiliarias especializadas en este segmento.
Todas estas razones y la suma de las que reflejen otros sectores, deberían ser suficientes para que los aspirantes a gobernantes o los que ya lo son, se enteraran y tomarán decidida nota para acabar con este pernicioso intermedio ¿lo hacen? Lo más preocupante es que la opinión general es que no: vamos, que no se enteran de cuál es su papel en todo esto. Pues que pregunten a la logística y el transporte. Con eso bastaría.