Durante los últimos 23 meses hemos adoptado, a la fuerza, nuevas costumbres. Nuevos usos, en muchas ocasiones apoyados por la tecnología, al tiempo que arrinconábamos otros. La comunicación interpersonal, privada o profesional, se ha visto fuertemente penalizada. El ser humano, que tienen en lo social una característica irremplazable, vio desaparecer en un instante el contacto directo con el otro, la charla y el debate.
Obligados por unas circunstancias casi increíbles, nunca vividas en la modernidad, descubrimos o redescubrimos la tele comunicación, las video-reuniones y las múltiples aplicaciones que las facilitaban, la mayoría de las cuáles ya estaban ahí.
Hoy, lo que en 1968 parecía un sueño de ciencia ficción inalcanzable, la vídeo llamada que realiza el doctor Heywood Floyd a su hija desde la estación de paso entre la Tierra y la Luna, en la película “2001. A Space Odissey” (Stanley Kubrick), es algo tan cotidiano y sencillo, que pasa casi desapercibido. Nos ha auxiliado de esa pérdida social, poniendo cara a las voces, pero aún falta algo irremplazable.
¿Cuántos de ustedes no han sentido esa falta en la conversación o debate de una reunión profesional telemática, de compra o venta, incluso de divulgación o difusión de conocimiento? Sí, hemos logrado cosas importantes gracias a esas plataformas, esencialmente dos: una mejor gestión del tiempo, obviando los desplazamientos y lo que conllevan, y un mayor alcance. El tiempo y la distancia ya no son un hándicap. Nos “teletransportamos” a la vista de nuestros interlocutores, pero, de alguna manera, lo hacemos “con mascarilla”.

Las ventajas, facilidades y bajo coste de la comunicación de imagen y sonido significan que aunque volvamos exactamente a la normalidad que perdimos en marzo de 2020, ya no invertiremos tiempo en trasladarnos a la otra punta de una gran ciudad, si no es imprescindible para “encontrarnos” con alguien. Tampoco a otra localidad. O a otro país. Hasta ahí, todo ventajas.
Pero ¿La percepción del otro puede ser mediatizada por una pantalla en cualquier caso? Los que venden saben que no; los que compran saben que no; los que nos dedicamos a la comunicación sabemos que no. Tanto como conversar con alguien con o sin mascarilla. Se puede, pero…
El intercambio de pareceres, opiniones y conocimiento
Y unos de esos escenarios en los que el contacto directo me parece irremplazable es el del debate. Entiéndase en su sentido más amplio. Como intercambio de pareceres, opiniones y conocimientos. Como discrepancia constructiva. Y como expresión enriquecedora. No importa el número de “debatientes”, aunque es mucho más importante cuanto mayor sea su número: la presencialidad debe ser el escenario. Ver, oír, mirar, escuchar, percibir y contar con la absoluta atención de los otros. No hay mayor riqueza humana que cuando dos o más personas se escuchan e intercambian lo que saben.
A partir de ahora solo habrá una decisión que tomar: cuándo la “visita” o la “asistencia” es imprescindible, irremplazable.
¿Queremos convertir nuestro entorno en una viaje en ferrocarril suburbano, cualquier mañana de cualquier día, en la que todos los pasajeros callan y solo interactúan con sus pantallas de smartphones? Nosotros, no.
Por eso, queremos recuperar la presencialidad por todo lo alto. Hemos organizado para el día 3 de marzo, en Madrid, un debate sobre automatización de almacenes y sistemas intralogísticos, como nunca se ha hecho. Reuniendo simultáneamente a nueve compañías proveedoras, para que primero juntas y, después, individualmente, nos ilustren con su conocimiento y tecnologías. Para que debatan, discrepen si es preciso y charlen con quienes quieran acompañarnos en esta jornada. Fabricantes, distribuidores, operadores, empresas de comercio electrónico… en suma usuarios o potenciales usuarios de esas soluciones. Esa jornada pondrá broche al ciclo telemático de webinars sobre ese mismo tema. Porque no queremos despreciar lo uno. Ni, desde luego, olvidar lo otro, ahora que de nuevo podemos compartirlo.
Las buenas noticias, la supresión de restricciones y el descenso de contagios, no deben hacernos olvidar la precaución. No lo dude. La COVID-19 y sus variantes aún nos acompañan. Cuídense y cuidarán a los demás.
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