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Ceder espacio a los robots

Por Ricardo J. Hernández

La logística está cediendo terreno a los robots. O mejor aún, está compartiendo espacio cada vez más con autómatas. Eso que se ha dado en llamar cobótica, la disciplina que desarrolla robots colaborativos, cobots, que trabajan “codo con tuerca” con el ser humano. El recurrente argumento distópico de la lucha hombre-máquina que ya imaginara Fritz Lang en la primera película de ciencia-ficción, Metrópolis (1927), es en la realidad actual un binomio colaborativo.

Y, además, ya no lo es en territorios acotados, cerrados. En espacios limitados. Los AGVs (vehículos de guiado automático) llevan décadas recorriendo los pasillos de almacenes y fábricas. Primero circulando limitadamente sobre raíles; luego sobre cintas marcadas; ahora libres de movimiento gracias a tecnologías de radiofrecuencia y triangulación. Y no son pocos. Algunos fabricantes españoles cuentan por miles los AGVs que han puesto en funcionamiento para sus clientes.

Paralelamente, más tarde, las carretillas elevadoras de interior han empezado a transitar también como vehículos autónomos, y con la explosión del comercio electrónico y el impulso de su líder-prescriptor, se han desarrollado otras morfologías que ya no solo actúan a nivel suelo: escalan o se mueven en el interior de tramas cúbicas tridimensionales.

Los drones aéreos (y pronto los submarinos) han venido a sumarse a esta corriente imparable, con las limitaciones que imponen los espacios urbanos de índole legal y de seguridad, pero con enormes posibilidades, especialmente en escenarios de difícil acceso o en condiciones extremas (como las vividas en el confinamiento o con el temporal de nieve Filomena).

Compartir el espacio urbano

El penúltimo capítulo es el de los robots repartidores. Ya están aquí. No son ajenos, extraños, ni lejanos. Una prueba piloto este mismo mes de enero, en un céntrico barrio de Madrid, por parte de la empresa de reparto Glovo, va a acercarnos de lleno a esta alternativa.

Robot repartidor de Glovo que hará la prueba piloto en Madrid

El último capítulo está por escribir. Pero lo será muy pronto. Quizás se esté redactando en este mismo momento. La automatización tal y como la conocemos, ya no está constreñida a cuatro paredes. Ya no habla solo en dos dimensiones. Ya no está limitada a un entorno cerrado, concreto. Y es algo más “inteligente”, autónoma.

Reclama un espacio que, hasta hace muy poco, era esencialmente humano. Ahora hay que compartirlo.            

Lo que está ocurriendo ahora mismo nos recuerda que lo más importante es la vacuna y la precaución. No lo dude ni un instante. La COVID-19 y sus variantes nos siguen acompañando. Cuídense y cuidarán a los demás.

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Carlos Martin Pineda
Carlos Martin Pineda
10/01/2022 18:42

Gran articulo, como siempre, Ricardo. Estaremos atentos a los que nos depare el futuro pero, como tu bien dices, será un espacio de colaboración entre robot y humano. Y todo en aras de, por este orden, seguridad y salud, productividad y retorno de la inversión

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