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El Brexit tiene muy mala pinta… de cerveza

Por Ricardo J. Hernández

Lo que no ha podido la cordura, lo va a conseguir la cerveza. En el Reino Unido las alarmas no hacen más que sonar. El efecto del Brexit en la economía y, sobre todo, en la vida diaria ha llegado mucho más rápido de lo que se esperaba. Seguramente por el efecto multiplicador de la pandemia. Escenario: falta acuciante de mano de obra. Resultado: problemas en el transporte y la logística; roturas de stock; y preocupante falta de suministros.

Lo que comenzó con una consulta en las urnas – ¿salida del Reino Unido de la Unión Europea? – a la que se daba por segura una negativa como respuesta mayoritaria, se convirtió en un Sí por los pelos, una bandera para los conservadores británicos y luego un dolor de cabeza tanto para la Unión Europea como para el propio Reino Unido. Pero la jaqueca no había hecho más que empezar.

Ahora, apenas año y medio después desde el 1 de febrero de 2020, cuando se hizo efectiva la ruptura del Brexit, el escenario económico y comercial tiende para los británicos al caos.

En un país en que no debería haber problema de suministros, los hay. Y logística y transporte están a la cabeza del problema que, en realidad, es un problema de falta de trabajadores. Sí, como lo leen. Los barros del “United Kingdom first” que podría suscribir Boris Johnson, han traído los lodos de las trabas, cuando no absoluta imposibilidad, para trabajar en el país de la Union Jack y los pubs, a todo aquel que sea foráneo.

Faltan, sobre todo, conductores. Miles de conductores. Y como consecuencia la cadena logística se rompe por su eslabón de transporte. Es algo que ya ocurre. El resultado, es fácil de adivinar: estanterías vacías o suministros que no llegan a los puntos de consumo.

Presos, soldados y cerveza

El problema es de tal envergadura que algunos han solicitado que se acuda al ejército o a ¡los presos! (han vuelto a leer bien) para echar una mano en este maremágnum. Cualquier adjetivo se queda corto.

Pero no está todo perdido. Uno de los efectos inmediatos de la falta de conductores y suministros y la rotura de stocks es que los pubs, esos lugares de encuentro tan típicamente británicos, se están quedando sin cerveza. Algunos ya han anunciado que sus parroquianos tendrán que acostumbrarse a menos variedad. Y eso puede ser la gota (de cerveza) que colme el vaso (de pinta).

¿Será lo que hace falta para que se replantee esta sinrazón y que, al menos, se flexibilicen las normas actuales para trabajar en el Reino Unido? No sería de extrañar. Los británicos podrán aceptar cambios y, de hecho, ya lo están haciendo. Pero la cerveza y los pubs… ¡no hijo, no! que diría Antonio Ozores. Hasta ahí podíamos llegar.  

Y bajo todo ello se trasluce la falta de previsión y sobre todo el desconocimiento de la importancia de la cadena logística, sus recursos y, en este caso, su personal. Veremos.

La COVID-19 original y sus variantes nos siguen acompañando. El escenario es más optimista,  pero es lo que hay por ahora. Cuídense y cuidarán a los demás. Y vacúnense. No lo duden.                    

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Paulina Calderón Suárez
Paulina Calderón Suárez
06/09/2021 15:04

¡Súper interesante, como siempre, Ricardo! ¡Muchas gracias!

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