Inicio / Opinión / 2021 / Por eso a los malos los encierran

Por eso a los malos los encierran

La recuperación es un hecho. A distintas velocidades. Pero ya es una certeza. Uno de los baremos más cercanos y certeros, el del mercado de carretillas elevadoras y equipos de manutención, lo refleja claramente. Los datos nacionales lo atestiguan. Y en el mercado mundial sucede otro tanto, +52 por 100 en el primer trimestre sobre 2020 (+28 por 100 en Europa). Al menos en Occidente encierros y limitaciones se acaban y el ritmo de vacunación produce el efecto de inmunización largamente perseguido.

Estamos de vuelta. O casi. Empiezan a convocarse reuniones y pequeños eventos presenciales. Con cautela, cuidado y mascarillas. Y ya es más que posible que este mismo año recuperemos alguna de las ferias logísticas “perdidas” en 2020. Ahí está el reciente ejemplo de Fitur en Madrid (foto). De hecho y según he podido saber, una de las grandes citas anuales del sector logístico tendrá lugar “como siempre” de forma presencial y con todas las cautelas sanitarias, en apenas en unas semanas. Hasta ahí puedo leer.

El  nuevo escenario no es un cheque en blanco y el cuidado debe ir paralelo a la euforia de la vuelta. A eso que ni siquiera llamábamos normalidad porque no lo valorábamos. Una buena amiga me decía hace unos días que antes, sin saberlo ¡vivíamos en la gloria! Qué razón tiene.

Se echan de menos y mucho reuniones y viajes empresariales. Esa ruptura de la monotonía cotidiana en los centros de trabajo. Ese intermedio de carreteras y aeropuertos, de hoteles y estaciones, que con todo su cansancio e incomodidades, rompía el “más de lo mismo” y enriquecía nuestro quehacer. El tedio cansa tanto como el trabajo. Quizá aún más.

Porque, reconozcámoslo, los eventos virtuales (pseudo-ferias, presentaciones, ruedas de prensa, webinars…) se quedarán después de la pesadilla como alternativa: tienen la ventaja de la economía de tiempo, espacio y comodidad. Es mucho. Pero no es menos cierto que nos hurtan tres de los cinco sentidos, el olfato, el gusto y el tacto, y sobre todo el “sexto”: la sensación de compartir. De estar con otro y con otros. El enriquecimiento de la experiencia personal.

A los malos los encierran

Hemos perdido el contacto y la comunicación cercana, esa que conecta a unos seres humanos con otros. Y tan importante es en el ámbito personal como en el profesional. Bienes inmateriales como la libertad, que nunca hemos valorado tanto, porque nos los han quitado al estar limitados, encerrados.

Ahora entendemos su riqueza y sabemos por qué a los malos los encierran: para sustraerles lo más preciado.

Estamos muy cerca de recuperar todo eso. No lo vayamos a estropear.

Cuídense y cuidarán a los demás, que esto no se ha acabado. Aunque lo haya hecho el estado de alarma. Eso sí, queda mucho menos si todos seguimos colaborando. 

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio