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Apestoso gasoil

El gasoil no tiene precisamente un bouquet agradable. Más bien es apestoso. Aunque a algunas personas les guste la embriagadora sensación que producen los compuestos aromáticos que forman parte de los hidrocarburos. Entre esas personas embriagadas por el apestoso gasoil deben estar los ministros y el presidente del Gobierno. De nuestros Gobiernos al menos. Sin excepción de colores.

Y me temo que esto no se quedará en los combustibles de automoción tradicionales. Aunque sea inodora, la electricidad (o el hidrógeno) también embriagará a los recaudadores que, como el sr. Scrooge de Dickens en “Cuento de Navidad”, amasan sus propias manos, disfrutando con fruición y por adelantado por los beneficios recaudatorios. Siempre igual.

Con el déficit más que disparado, una deuda pública que –con suerte- pagarán los hijos de los hijos de nuestros hijos, y sin imaginación, se mira una vez más al patito feo impositivo ¿Cuál es el camino más corto para recaudar? La carretera.

Así, se ha desempolvado el proyecto de los peajes para las autovías como parte de las medidas presentadas a Europa para enjugar ese déficit. Todo bajo la justificación del principio de que “quien contamina, paga”. 

Toxicidad viaria

¿Y el transporte de mercancías? ¿Y los autónomos que pasan jornadas maratonianas repartiendo paquetes por un precio irrisorio? Me preocupa, como a cualquiera, la carga impositiva al particular, claro. Pero mucho más al profesional. Y también el efecto dominó que traerá esa nueva carga impositiva que, convine recordar, no sustituye, sino que se suma a las ya soportadas.

Una vieja frase sentencia: “la imaginación, al poder”. En nuestros Gobiernos –el actual es buen ejemplo, sin olvidar empero su carga pandémica- hay mucho del segundo y nada de la primera.

La respuesta de los colectivos profesionales no se ha hecho esperar. Y de paso el sector del transporte ha acuñado una expresión para definir este impuesto que lo dice todo: “tasa tóxica”.

El apestoso gasoil ahora lo es más que nunca. Y no por los efluvios que emana. Por su utilización grosera y facilona como máquina de recaudar. Recurrente. Duplicada.

Una gran china en el zapato logístico, que ni aupándose a la categoría de esencial durante la pandemia, recibe apoyo. Más bien al contrario, ya que se apunta y dispara a su más necesario instrumento y herramienta capilar: el transporte por carretera.        

Cuídense y cuidarán a los demás, que esto no se ha acabado. Aunque lo haya hecho el estado de alarma. Eso sí, con la vacunación ya queda menos si todos seguimos colaborando. 

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