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La inesperada fragilidad de la logística

Todavía estábamos celebrando la rápida y eficaz reacción de la logística ante la exigencia de la pandemia y el confinamiento. Nos congratulábamos de su fortaleza. Que la tiene y sobrada. De su resiliencia. Y de su capacidad de adaptación a un nuevo escenario. Con reglas distintas. Lo hemos celebrado. La logística ha sido la aliada –quizás- inesperada para casi todo el mundo. No para el propio sector, desde luego. En esas estábamos cuando nos hemos despertado de sopetón con un rapto de inesperada fragilidad de la logística.

Apenas una fracción infinitesimal de la superficie de tierra y agua de nuestro planeta. Una pequeña gota en océano cósmico del globo terráqueo, hubiera dicho Carl Sagan. Tan solo 300 metros han sido capaces de demostrarnos que hasta el eslabón más pequeño de la cadena logística puede poner en jaque el suministro esencial de países y economías. Parece que esta vez solo temporalmente.

Esos en apariencia irrelevantes 300 metros son el ancho máximo del Canal de Suez, que conecta el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo y, consecuentemente, con el Océano Índico y Asia. Y viceversa. Su construcción se debe al francés Ferdinand Lesseps y fue realizada en la segunda parte del siglo XIX.

Pero esos pocos metros son los que tiene ocupados absolutamente el buque portacontenedores Ever Given. Una mole de 200.000 toneladas, 400 metros de eslora (longitud), 59 de manga (anchura) y colmado a su máxima capacidad de más de 20.100 contenedores, que encalló hace seis días tras volverse ingobernable por inclemencias meteorológicas y otras casusas aún por descubrir,  taponando irremediablemente todo el ancho del Canal.

Por ese estrecho pasadizo transitan cada día cientos de buques de mercancías, cientos de miles de toneladas, y una buena parte del tráfico petrolífero del Mundo. Que es tanto como decir que es uno de los eslabones más pequeños, pero de mayor importancia, en la cadena de suministros mundial.

Finalmente, la intervención de 18 remolcadores y otra maquinaria han dado su fruto. El buque se desencalló la madrugada de este lunes 29 de marzo, aunque aún pasarán varios días hasta que se libere por completo y se reanude el tráfico. El Gobierno egipcio, propietario del Canal de Suez y beneficiario de los miles de millones de euros anuales por su uso, había propuesto, si las labores de liberación no progresaban, empezar a descargar el buque para favorecer su maniobrabilidad.

Hasta ayer domingo 367 buques esperaban que la situación quedara resuelta y el “tapón” circunstancial disuelto. La alternativa, recorrer los 9.000 km y consumir ocho días para circunnavegar África de norte sur, pasando por el Cabo de Buena Esperanza. Mientras, se han acumulado pérdidas y retrasos en la entrega de las mercancías detenidas. Y seguramente denuncias a la propietaria del buque: Evergreen.

Reflexión sobre la fragilidad

Esta no es una de esas lecciones aprendidas achacables a la COVID-19. Esta no. Pero debe mover igualmente a la reflexión. Por poner un ejemplo, que una empresa industrial o comercializadora en España –y por ello su clientes- se vean afectados –ya lo están- de manera directa por un hecho que se antoja anecdótico, lejano y casi increíble ¡por tan solo 350 metros! da que pensar. Como ya lo habíamos hecho –no sé si para algo o para nada- con la reflexión sobre deslocalización y el vuelco que ha dado la economía y sus flujos. A este respecto, por ahora, solo hay una cosa irrefutable, por cierto. Mientras discutimos sobre deslocalización o relocalización, en qué grado, etc. los fletes marítimos están por las nubes y los contenedores vacíos se cotizan como el caviar, incrementando los precios de este modo de transporte. 

La teoría del caos viene a decir que el aleteo de una mariposa en un punto de nuestro planeta puede desencadenar una tormenta en el otro. Causa inapreciable. Efecto enorme. Algo así ha sucedido ahora. Por si nos faltaba poco.

Al menos tomemos nota. La fragilidad de la logística también debe ser considerada una de sus características, sin empañar el resto. Porque puede romperse por un pequeño, pequeñísimo eslabón.

¿No les parece?

Cuídense y cuidarán a los demás, que esto no se ha acabado. Aunque quedará menos si todos colaboramos.  

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Alexander Páez
Alexander Páez
29/03/2021 17:42

Buen día.
Una gran dificultad nos ofrece una gran oportunidad. Es momento para que los gobiernos de todo el mundo se unan y propongan alternativas a futuro; una de ellas puede ser la ampliación del canal 200 metros más de ancho y 10 metros más de profundidad. Así mismo revisar en la región otros afluentes hídricos cuyo caudal permita transformarlos en vías fluviales alternas. Formas de pago, trueque, inversión por pagos de paso, son solo una de tantas, saludos desde Latinoamérica, Colombia.

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