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¿Quién va a pagar la fiesta logística? (I)

Y cuando digo fiesta logística, digo el crecimiento exponencial de la actividad que ha traído la pandemia, el confinamiento de la primavera pasada y las limitaciones de movilidad actuales. Y lo que vendrá. Una fiesta que puede traernos la resaca de un incremento de la operativa, sin incremento de precios, ni de ingresos, porque se están asumiendo los costes gratuitamente.

Hemos asistido a la respuesta rápida y eficaz a una cadena de suministro que se tornó muy tensa, apenas dos semanas después de la declaración del estado de alarma del 14 de marzo. A los crecimientos “explosivos” de las compras on-line -¡300, 400, 500 por 100! y la consiguiente necesidad de servicios logísticos de almacenamiento, transporte, distribución… en algunos sectores. No pocos. Y para superar las barreras y dificultades de gestión y entrega propias de estos tiempos distópicos, a las que la logística se ha adecuado en un “pispas”, toda la cadena ha tenido que asumir sobrecostes imprevistos.

Pero de eso se habla poco. Aunque ninguno de los actores de la cadena duda de ello.

El dedo en esta llaga lo ponía el CEO de Aghasa Turis y e-logistics, Darío Alonso, quien participaba en un webinar donde analizamos la situación de la cadena de suministro en España y las lecciones que ya se han podido aprender, para mejorar, de este entorno que todo lo empapa.

Y a esa aseveración de sobrecostes soportados en mayor o menor medida por todos los eslabones de la cadena logística, se unían el resto de participantes sin dudarlo: operadores, cargadores, responsable de infraestructuras y consultores. Pero entonces ¿Por qué apenas se ha mencionado?

Opacidad logística vs vanidad

Quizás la respuesta pueda estar en que parte de la opacidad hacia la sociedad que define como una característica constante a la logística –ahora parcialmente superada por el servicio que ha prestado sin interrupción-, se deba a la casi absoluta falta de vanidad que ha fraguado desde la “trastienda”, lugar que ha ocupado nuestra disciplina. Sencillez, si se quiere, ya de los gestores “in company” de los cargadores, ya de los prestatarios logísticos.

No tengo muy claro si esto es un valor o una rémora. Si debemos seguir con esta etiqueta o si tendríamos que ser más “llorones” y vender mejor nuestra piel y desempeño. Me refiero a los profesionales de la cadena de suministros, naturalmente. Y si se deberían aporrear con fuerza y constancia las puertas de las administraciones, especialmente por parte de gremios y asociaciones. Expresando así todas las bondades, pero también las dificultades. Como este reciente y sobrevenido sobrecoste. Algo se va logrando. Poco aún. Y sólo desde hace muy poco tiempo.  

Porque una cosa es no presumir y otra muy distinta ser titanes sosteniendo el orbe. Un orbe en forma de cuenta de resultados que si bien se ha visto favorecida por esa “fiesta logística” –en algunos sectores, no en todos- por la multiplicación de operaciones y actividad, gran parte lo ha sido en el canal on-line, lo que supone en muchos casos mayores y más intensas labores de gestión, más personal y más contratación de servicios logísticos y de transporte. Y eso sin subir los precios, que no están los tiempos para ello.

La “letra pequeña” de ese sobrecoste es, en todo caso, larga y compleja.

Y la próxima semana, más.

Cuídense y cuidarán a los demás

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Comercio electrónico por aplastamiento: otra fiesta logística - El Blog de Ricardo J. Hernández
Comercio electrónico por aplastamiento: otra fiesta logística - El Blog de Ricardo J. Hernández
26/10/2020 08:37

[…] post podría haberse titulado “¿Quién va a pagar la fiesta logística? (II)”, otro episodio con entidad propia que encadenar al publicado hace unas semanas. Esta otra […]

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