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¿Asumimos las ineficiencias?

Por Ricardo J. Hernández

El planteamiento es muy serio. Diría que grave. Que se acepten las ineficiencias como algo habitual. Sobre todo después de haber pugnado durante años por una logística eficaz y transparente. Que se perciba como tal y se pague por su valor añadido. Esta pandemia ha traído mucho trabajo –bienvenido- y muy exigente en muy poco tiempo a algunos sectores económicos como el de ferretería, bricolaje y suministro industrial, vía compras on-line, sobre todo. Pero ¡ay! también ha provocado una dolorosa indigestión a los prestatarios logísticos por ese motivo.

Para algunos cargadores como Juan Jesús Cameán, responsable de Logística de Unifersa, la compañía especialista en venta al por mayor de ferretería profesional y suministros industriales, esto ha traído aparejado un crecimiento en las incidencias logísticas que –dice- “se han terminado por asumir como habituales”. Lo dicho, grave.

Y la respuesta no puede ser otra que una negativa frontal y decidida a esa resignación. Ni cargadores ni operadores deben asumir esas ineficiencias salvo de manera excepcional. Para eso no hemos llegado hasta aquí. Recitando el mantra de la eficiencia logística. Y demostrándola.

De acuerdo que el atracón ha sido de aúpa. Y no hay estómago logístico que lo aguante. Pero ahora que ya se conocen los efectos del banquete inesperado, es hora de poner los medios necesarios para que desparezcan sus efectos. Como si de un “antiácido” se tratara.

Me consta que los operadores logísticos y de transporte han asumido la carga y el reto. Lo único que necesitan –aseguran- es un poco de tiempo para eliminar el dolor estomacal que también ha llegado a la cabeza. Una vieja expresión sentencia: ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas. Dos tazas y primero, segundo y tercer plato. Y no cualquier menú. Legumbres, carnes, hidratos de carbono, verduras, y postre y… Vamos un cocido como los de antes en toda regla. Y sólo unos “minutos” para zampárselo.

Previsión, realidad e ineficiencias

Pero las cosas son así (que nos lo digan con el maldito virus). El mundo es imperfecto como los escenarios económicos. Crecen y decrecen por voluntad propia. A veces inesperadamente. Por mucho “forecasting” que pongamos por en medio. La sal de la vida empresarial. En caso contario sería previsible y muy aburrida.

Lo que no cabe es permitir las ineficiencias. Las incidencias como norma. Ni siquiera por “bienes superiores”  llamados ventas y facturación. A la corta, quizás. Pero a la larga… soga al cuello.

Los cargadores saben que sus proveedores logísticos tienen la capacidad de llegar a esa excelencia como estándar. Los operadores saben que pueden conseguirlo. Lo único que deben asumir es que esto ha sido un episodio pasajero y no la saga completa. Hasta de esto se sacan buenas, valiosísimas lecciones.

Como dice, precisamente, Jaume Bonavia, el director general de un operador logístico (Alfil Logistics), en estos meses “hemos aprendido a aprender”.

¿Vamos a aceptar las ineficiencias como algo habitual? Pongan ustedes la respuesta. Yo ya la tengo. Y es rotunda.

Cuídense y cuidarán a los demás

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