La pandemia del COVID-19 puede habernos dado una magnífica oportunidad para la necesaria, verdadera e imprescindible unión del sector logístico. Si queremos progresar como gremio, es el momento. Lo bueno que tienen las crisis es que ponen a cada cosa en su sitio. Y cuanto más profunda –y esta lo es- más palos se caen del sombrajo. Esos que no dejaban ver el horizonte. Ahora caben pocas mentiras, porque lo importante es sólo lo importante.
Hemos visto crecer en protagonismo a la logística. Que lo tenía, pero estaba oculto. Igual que hemos visto aparecer miserias y bondades de algunos países y gobernantes, colocando a cada cual donde de verdad le corresponde. Hemos dudado de todo, porque lo único cierto ha sido –y aún lo es- la enfermedad y el miedo.
Dudemos también de que ese reconocimiento generalizado a la cadena de suministros haya venido para quedarse. Sus posibilidades, aciertos y ventajas, sí. Su preponderancia que ya se diluye una vez más, no lo parece.
No a juzgar por la escasísima atención que le ha merecido a la CEOE en su reciente cumbre extraordinaria; no, si miramos los planes “renove” para vehículos de –casi- todo tipo que ha lanzado el Gobierno; ni si escuchamos al titular ministerial hablar de transporte y casi nuca hacerlo del referido a mercancías… Solamente la Casa Real ha hecho un guiño al sector en una reciente visita a una plataforma logística, aunque vista la caída libre del prestigio de nuestra monarquía…
¿Y los colectivos, qué hacen para la unión del sector?
Pues hace lo que pueden, que casi siempre es o bien mantener el statu quo y el corto cerrado como ocurre con el transporte de mercancías por carretera y su interlocución con la Administración, o bien cultivar su pequeño minifundio hortelano. Poco fruto o ineficaz en ambos casos.
Sí, es cierto que hay algunas iniciativas o realidades que irían por el buen camino para obtener la gran fuerza, pero aún tímidas. Esa es la clave, en todo caso. La oportunidad de unión del sector. Unir pero sin perder lo logrado, en algún caso durante más de cuatro décadas. Unir en una suerte de federación o confederación.
Unir para mejorar, dialogar con la Administración desde una postura de mayor representatividad (laboral, económica, utilitaria, etc.), unir para flexibilizar normas o legislar cuando haga falta. Y hace falta. Aquí van algunos ejemplos: carnet de carretillero, pesos y dimensiones para el transporte por carretera, normas para sistemas de almacenamiento, convenio para los autónomos de la última milla, seguridad e higiene de trabajadores y bienes ante pandemias, etc.
Unión del sector en suma, para ser reconocidos de ahora en adelante y no solo momentáneamente.
Ahora que todo lo superfluo está en un segundo plano, que nos atrevemos a plantear cuestiones que teníamos por imposibles u olvidadas al fondo de un cajón. Ahora que parece que frente a las enormes dificultades del entorno sí, se puede, es el momento de ser generosos, señoras y señores gestores de colectivos y asociaciones logísticas en general. Una ocasión única para acercarse a otros, unir al sector y encontrar lo que aún no tenemos. Todos en el mismo barco, que las aguas bajan bravas.
¿Se puede? Sin la más mínima duda.
Esto no se ha acabado aunque haya terminado el estado de alarma.
Cuídense y cuidarán de los demás.
