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Huelga logística, Watson y los sindicatos

Por Ricardo J. Hernández

Una noticia ¿inesperada? emitida con las obligadas reglas del discurso sindicalista, anunciaba la mañana del pasado viernes la suspensión de la huelga en el sector de la logística, convocada para el 30 de octubre, que ya parecía inevitable. Gol en el descuento. Empate y a la prórroga negociadora. Buena noticia.

Los sindicatos han esgrimido toda su batería argumentos de lucha de clases –obrero vs patrón- para pedir unión a los trabajadores. Y lo han hecho, según CC.OO., organizando una intensa campaña de asambleas, visitando algunas de las más importantes empresas del sector. Ello habría obligado a la patronal, según la misma fuente, a sentarse a negociar después de nueve años de intransigencia y bloqueo.

Analicemos las pistas, mi querido Watson, porque la situación no tiene desperdicio.

La locuacidad sindical, plagada de estrambotes y frases grandilocuentes, esconde la necesidad de mantener la llama de la pugna laboral. Es lo que le he dado sentido y significado a esas organizaciones históricamente. Tuvo su razón de ser en un periodo determinado y, seguramente, contribuyó a elevar la consideración del trabajador. Si aún puede tener ese objetivo, en determinados momentos y lugares, debe cambiar formas, discurso y herramientas. Y la huelga solo puede ser el extremo de una larga cuerda que se deshilacha, no el principio.

Huelga: pistas

Pista 1. Así que, no vale decir que “no hay límite de tiempo, ni ultimátums, ni mucho menos portazo a la negociación” y a renglón seguido –apenas días después- afirmar que “el sector se siente en la obligación de convocar huelga” ¿En la obligación? Un poquito de coherencia, por favor.

Pista 2. CC.OO. advertía de futuras movilizaciones y anunciaba asambleas “… con la finalidad de ir informando de lo que va sucediendo, y concienciar sobre lo que va a suceder” ¿Cómo? ¿Así que el sindicato sabe lo que va a ocurrir? ¿Y qué es lo que va a ocurrir? Una de dos, o lo sabe porque va a provocar que suceda, o se ha convertido al gremio de la futurología. Cuando menos mueve a la suspicacia, Watson.

Pista 3. Los sindicatos anunciaban huelga en el sector de la logística por la “intransigencia de las patronales en la negociación del convenio de mercancías y logística y después de nueve años de intentar desbloquear la situación” ¡Nueve años! ¿Han dicho ustedes nueve años? ¿Qué representatividad se pueden arrogar, si no son capaces de hacer algo por la defensa de los trabajadores del sector, su único cometido, durante nueve años? Menuda productividad. Algo falla.

No sé si ha sido cordura, casualidad o que la realidad –no el discurso- se ha impuesto para desconvocar una huelga que me sonaba a fuegos artificiales, con un cierto tufo de mentirijilla infantil. Mejor que dos no riñan, sobre todo si ninguno de los dos quiere. Y parece que ninguno de los dos quería. Aunque uno “se sienta en la obligación…” de aparentar que sí ¡Lo que se ha perdido el teatro con estos representantes!

Bien por lo que significa. Bien por la voluntad de sentarse a negociar. Bien por avanzar en pro del sector, que hace nueve años no era para nada lo que es ahora, ni tampoco su patronal, ni deberían serlo sus sindicatos. Negociar, verbo intransitivo que conjugan con mucha frecuencia enlaces, representantes y portavoces gremiales, viene del latín negotium, neg otium, no ocio. Salgo serio, Watson. Conviene tomarlo como tal. Sin frivolidad. Y esto no es un ruego, ni una sugerencia. Es una obligación de un sector cada vez más estructurado. Elemental.  

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