Desde que tengo memoria logística por mor de mi profesión, y lo crean o no es mucha, he visto como las ferias de este sector buscaban la diferenciación. Una de las fórmulas, que ha creado dos grupos bien definidos, ha sido la de contar o no con personalidades para dar cierto relieve al evento. Ya sea en la inauguración, congreso o acto paralelo. Y no hablo solo del solar patrio. He visto a cancilleres alemanes y presidentes de los EE. UU. visitar la gran feria industrial de Hannover cuando incluía la logística del salón CeMAT, por ejemplo.
Hay quien discute acaloradamente si debe aparecer o no por un entorno de negocio la clase política o dirigente sólo para “hacerse la foto” y condicionar un tiempo valioso. Más aún ahora que las ferias acortan su duración. Es casi la ancestral separación. Ya saben: “al césar lo que es del césar… etc.”
El Salón Internacional de la Logística de Barcelona en sus 21 ediciones, incluida la de 2019, no ha tenido que plantearse esa cuita. Siempre ha invitado a inauguración y actos paralelos a autoridades gobernantes del más alto rango, nacionales, locales y regionales (ministros, alcalde de Barcelona, representantes de la Generalitat) y muy especialmente a la Casa Real: el rey emérito visitó SIL y llegó a presidir uno de sus comités organizadores y Felipe VI ha estado como Príncipe de Asturias y ahora como rey de España.
La pertenencia del SIL al Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (cuyo Delegado Especial designa directamente Moncloa con cada Gobierno) seguramente obliga a estos actos protocolarios, en los que los monarcas siempre se han mostrado singularmente cercanos al expositor.
Visibilidad real
Y ahora viene la respuesta a mi pregunta inicial, que es especialmente relevante en este momento y lugar.
En estos pasados días he sentido una especie de orgullo de pertenencia, al sector logístico, al ver como los diarios nacionales de referencia se hacían eco de la presencia de Felipe VI en el SIL y de su asistencia a la Nit de la Logística. Junio, SIL y la cena de la Nit con la entrega de sus Premios es algo habitual para quienes nos movemos en este ámbito, pero no así para el resto de los mortales. Así que esta presencia, difundida por los rotativos de público generalista, da a la logística, por unos días, ese ansiado altavoz que tanto buscamos para ser menos transparentes a la sociedad. Como consecuencia colateral o buscada, la presencia real aporta una impagable visibilidad. Por lo tanto, y entre otras cosas, eso hace el rey en SIL 2019. No es poco.
Y además lo hace “exponiéndose” en un momento y lugar no especialmente amigable para la corona. No hace falta decir por qué. Doble valor.
En este caluroso final de junio de 2019, la logística será un poco menos invisible. El SIL tiene la culpa. El rey también. Por fortuna.
Totalmente de acuerdo, esperemos que, al margen de la foto, se tenga en cuenta La Logística, entre los politicos, sus agendas, sus planes, y programas.
¿No sería mejor que si se tiene, que no se sabe, como no se sabe aún nada, que haya un ministerio de logística en lugar de uno de transporte?
Y si de paso sirve para concienciar a los Políticos de que la Logística existe para que la incluyan en sus programas e incluso forme parte de un Ministerio más amplio que el del transporte, fomento o industria, si no que tenga su propia personalidad, que incluye actividades que están en dichas áreas, miel sobre hojuelas.