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Lo que importa no es que llegue el paquete

Por Ricardo J. Hernández

Lo que de verdad importa no es que nos llegue el paquete, esa mercancía que hemos comprado on-line. Lo que importa es saber dónde está. Acabar con la incertidumbre del tránsito.

¿Les he hablado alguna vez de las gradas de la catedral de Sevilla? Seguro que sí. Me fascinan. No ahora especialmente. Me seduce imaginarlas en el siglo XVI. Esas sillerías que rodean el perímetro catedralicio donde cada día las gentes de bien y las otras descansaban sus posaderas o se encaramaban a ellas para escuchar y contar.

Eran las redes sociales del Siglo de Oro. El Twitter y el Whatsapp de la España Imperial. Aunque, a diferencia de las compañías telefónicas actuales, nadie percibía nada por ese flujo de información boca-oreja. Una idea que se les escapó a los recaudadores de impuestos de la época y que habría venido muy bien a las siempre exhaustas arcas de la Corte. Lo que sí era igual entonces era el ansia de saber. Noticias, rumores, cotilleos, victorias y derrotas, descubrimientos, anuncios de llegada de los galeones de Indias… Más o menos como ahora. Escasa diferencia.

Importa la conectividad

Porque lo que de verdad importa no es la movilidad: súbanse al Metro de cualquier ciudad y lo comprobarán. Cada pasajero anclado a su móvil o smartphone. No importa edad, género o condición. Lo que importa es la conectividad. Hablar o chatear con el otro u otros. Saber, saber, saber. Yo te cuento lo que sé. Tú me cuentas lo que sabes.

Un instante durante el debate “El rol de las startups en el auge del eCommerce”

Y la logística también está en eso. En el pasado congreso de AECOC de Distribución Urbana de Mercancías la pasada semana, en Madrid, los panelistas de las start-ups de comercio electrónico –por cierto, lo mejor del congreso- lo tenían claro. Las soluciones y nuevas ideas en este tramo de la cadena logística, se deducía de sus intervenciones, están enfocadas sobre todo a la información. Para el logístico y para el consumidor. Saber qué entregar. Saber dónde entregarlo. Saber que me llegará y saber cuándo me llegará. Pero sobre todo saber. Así, unos de los contertulios hablaba de que con su aportación (microhubs urbanos) se eliminaba la ansiedad de saber dónde está mi paquete, que parece que en este mundo hiperconectado importa más que el propio paquete. No lo tengo pero sé dónde está: qué descanso.

Va a resultar que es verdad que el saber ocupa lugar. También en logística.            

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