Inicio / Opinión / In movilidad urbana

In movilidad urbana

Por Ricardo J. Hernández

Al paso que vamos, va a haber que acuñar una nueva expresión. En realidad, solo añadir el prefijo latino negativo IN a un término ya conocido: movilidad urbana.

Este sábado 16 de marzo entran en vigor las sanciones por la circulación indebida en el área de tráfico restringido Madrid Central. Una barrera que hasta ahora era sólo una declaración de intenciones. Ahora va en serio. Y aún no queda claro que va a pasar con todo el tráfico profesional que circula por ahí: entregas, distribución, recogidas, mantenimiento, reposición, gestión comercial, etc.

Un foco que complica sobremanera la movilidad urbana profesional –y de manera especial los flujos logísticos- que, sin embargo, no es único en su condición de muro infranqueable. Aunque de otros no se habla.

Leo que en 2018 en Madrid tuvieron lugar 3.323 manifestaciones. La condición capitalina de la ciudad que lleva consigo la residencia de la Administración gubernamental y todo su aparato, hacen de ella un altavoz que cualquier protesta quiera aprovechar aporreando las puertas del poder. Cada una de esas manifestaciones supone una ocupación de la vía pública. Y cada una significa un parón en el tráfico rodado que oscila entre una y tres horas (algunas, más).

Pongamos una media de 120 minutos. Ello supone casi 277 días completos. Más de 6.600 horas en las que la logística se encuentra con otro “madrid central”, que nadie menciona, y que va en aumento.

Ni libre, ni circulación

Entre unas cosas y otras, el “deporte” no olímpico más practicado en Madrid parece ser el de impedir la libre circulación, para la que, por cierto, se paga un impuesto concreto y directo que, por lo visto, no sirve para nada.  Y ya ni les cuento si sumamos la Fiesta de la Bicicleta, el Perrotón, el Maratón Popular, las celebraciones merengues o colchoneras (este año me parece que no), el paso anual del rebaño por la antigua Cañada Real, hoy calle de Alcalá, etc., etc. 

Sí, ya sé que esto suena inconveniente, casposo y reaccionario. Desde luego, no es mi intención criticar uno de los instrumentos democráticos de protesta más rotundos. Pero eso no cambia la realidad. Que es la que es. El mundo es digital, más aún en las ciudades. Y el comercio es electrónico. Cada vez más. Y también es cierto que los que convivimos o vistamos esta ciudad no podemos tener permanentemente una “boina” negra sobre nuestras cabezas en forma de terrible hongo contaminante.

Dejémonos de monsergas. Al campo no se le puede poner puertas. Al libre comercio electrónico o físico, tampoco. No en una economía libre de mercado. A base de trabas, muros y barreras no se arregla nada. Hay que invertir en políticas y ayudas que favorezcan un tránsito rápido hacia fórmulas y combustibles alternativos libres de emisiones y ahí sí, obligar, a que los nuevos vehículos matriculados que circulen o lo vayan a hacer, en este caso por Madrid pero vale para todo, estén impulsados por esas energías limpias: vehículos de reparto, de mantenimiento o de distribución. Pero también de transporte público ya sean modelos tradicionales o uberizados. Menos trabas y más acción.

Y si no, habrá que manifestarse.

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio