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Ecuación andaluza

Por Ricardo J. Hernández

Las elecciones autonómicas de Andalucía han vuelto a mostrar lo compleja y sorpresiva que está la situación política. Que es tanto como decir la gobernabilidad. Que es tanto como decir la economía en lo doméstico. Una ecuación de tercer grado que empezará a resolverse, lentamente, hoy. De paso, la ecuación ya ha demostrado cómo, una vez más, pueden ganar todos y lo inútil de las encuestas electorales.

Despejar la ecuación traerá probablemente un cambio político en el Gobierno de la Junta de Andalucía. Tras décadas de PSOE se abre ahora la puerta a otras opciones. Eso provocará un terremoto administrativo. El fin de una época. Un punto y final, por ahora, a políticas, planes, desarrollos, proyectos, presupuestos. Y entre esos planes, los de las infraestructuras logísticas articulados en torno a Red Logística de Andalucía.

Hacer unos días resumíamos en nuestra web el I Encuentro Andaluz de Logística celebrado en Antequera (Málaga) por la iniciativa de APD e IMF. Tuve ocasión de asistir –y participar activamente- en él. Mi comentario era de franca admiración y casi sorpresa por el interés de la “clase logística” andaluza que colgó el cartel de “no hay billetes” en el evento, casi como si Curro toreara en La Maestranza. Y como él en sus buenas tardes, magnífico lo allí visto. Especialmente la exposición de la realidad y desarrollo a corto plazo de la logística de Andalucía: redes, plataformas, infraestructuras, nodos y conexiones multimodales, puertos, carreteras, zonas logísticas.  Bien estructurado y coherente.

Todo eso se perderá o frenará –como poco- tras el dictado de las urnas. El sistema político menos imperfecto es el gobierno de las mayorías deshaciendo lo que hicieron las precedentes.

Un pacto de Estado

En educación y sanidad o en la defensa del Estado frente a enemigos internos y externos, se reclaman Pactos de Estado que vayan más allá del color político que toque, sin someter esas áreas a los vaivenes de los comicios. En logística deberíamos reclamarlo también.

Las infraestructuras logísticas (viarias, portuarias, aeroportuarias, ferroviarias, plataformas, ZAL, etc.) son de largo impacto y uso, sirven a toda la sociedad. Aseguran los suministros, articulan los flujos comerciales y generan actividad mercantil. Un plazo de cuatro años no es de recibo para sostener un plan logístico, por modesto que sea.

Así que, aceptando pulpo como animal de compañía, es decir el cambio que podemos escoger  cada vez que votamos, deberíamos poder mantener los planes logísticos públicos por encima de siglas partidistas y ecuaciones imposibles. Nos iría bien.

He oído esta misma mañana que hace unos años los italianos nos envidiaban porque nuestro sistema político permitía la gobernabilidad del Estado. Ya nada es lo que era: “porca miseria”.

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