Llevo mucho tiempo compartiendo con otros profesionales emparentados con la logística, la necesidad de la existencia de estudios oficiales de nivel universitario generalizados para esta materia. Y no como pura anécdota con escaso reconocimiento. Que es a lo más que hemos llegado, por ahora, en ese grado de formación.
Aunque exista una buena oferta de cursos posgrado y másters impartidos por empresas de formación y asociaciones de buen calado, estamos parcialmente huérfanos en ese aspecto. Cualquier disciplina que se precie necesita del escalón universitario para cimentar su futuro.
Y mientras, asistimos ya sin perplejidad –curados de todo espanto por nuestros incalificables próceres- al espectáculo en sesión continua de títulos sin soporte, trabajos de investigación que no lo son y mentiras sin fin alrededor de currículos falsos de solemnidad. Sin distinción de edad, sexo o adscripción política.
Además del bochorno por este esperpento, los supuestos titulados y quienes les proporcionaron bajo cuerda – a cambio de vaya usted a saber qué- honores sin merecerlo, en forma de orla doctorada o posgrado, están contribuyendo a dar argumentos a quienes sostienen que la titulación por mor de la formación carece ya de prestigio y no supone demostración de conocimientos ni predicamento alguno.
Ignorancia y formación
Llegados a lo grotesco, los hay quienes amparándose en lo más rancio de las doctrinas anti-sistema, incluso ponen en solfa hasta las reglas ortográficas, elevando por contra a la categoría de lenguaje o poniéndolo en idéntico nivel, galimatías como el de los mensajes telefónicos: td x justificr su ignorncia … quiero decir: todo por justificar su ignorancia. Esa que algunos de ellos intentan ocultar por la puerta de atrás.
Flaco favor el que nos hacen a todos. A los universitarios. A los que quieren serlo o transitan ahora por ese nivel académico. A las universidades, algunas ya señaladas sin remedio. Al país entero. Y, de paso, a disciplinas de nuevo o no tan nuevo cuño, como la logística, aún huérfanas de de ese estrato formativo.
¿Solo atesoran conocimientos quiénes han alcanzado un título universitario? ¿Y un máster? No. Desde luego que no. Pero quiénes los han obtenido, sin trampas, los tienen.
Eso sí, siempre y cuando se hayan comportado con la decencia oportuna, y no hayan ido al decano o director, con el cuento de que son casados, solteros, destacados o del montón, preguntándole de paso ¿Y mi máster, pa´ cuándo?
Y si les pillan, siempre podrán echarle la culpa al mensajero.
