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Año de nieves… lío en el transporte

Por Ricardo J. Hernández

Hemos pasado sin darnos cuenta de la “pertinaz sequía” al “año de nieves, año de bienes”. Y mientras esperamos “los bienes”, el efecto en el transporte de mercancías ha sido: carreteras colapsadas, rutas cortadas, camiones a la cuneta o con suerte a las áreas de descanso, pedidos en el contenedor de los trailers y polémica, claro. Mucha polémica. Y en Cataluña… como si no tuviéramos bastante con el sainete del “procés”.

Las organizaciones gremiales del logística y transporte, la de los cargadores, las patronales de los transportistas, tanto grandes empresas como autónomos, y la de los operadores logísticos y couriers, por una vez al unísono –un hecho casi sin precedentes, de ahí su importancia- se quejaban en plena ola de frío, nieve y lluvia, a las autoridades catalanas que aún ejercen como tales, en concreto al Servei Català de Tránsit.

Le urgían para que tomase medidas personalizadas para cada vía, en función de su situación y obstáculos, no generalizando un bloqueo que ha sido común para todos los vehículos pesados de transporte y para todas las carreteras de Cataluña.

Lo llamativo es sin duda la polémica, es decir la distinta interpretación o percepción de un hecho que debe ser objetivo: si la vía está en condiciones de circulación para vehículos de transporte de mercancías o no. O si éstos deben tomar alguna medida extraordionaria. Lo que no parece muy difícil para quienes tienen en ese conocimiento la esencia de su responsabilidad.

Vuelva usted mañana o…algo así

Aún más, según UNO, la patronal de logística y transporte que reúne a los operadores logísticos y empresas de mensajería, la respuesta a su requerimiento por parte de la Dirección General de Transportes de la Generalitat fue la intención –que no compromiso- de “estudiar la propuesta del sector”. Perplejo me quedo.

Y la guinda: para la patronal de los autónomos del transporte por carretera se ha producido una obvia descordinación entre las autoridades autonómicas, cuya competencia es la circulación viaria, y las estatales que ahora ejercen esa competencia por la aplicación, en curso, del artículo 155. Pío, pío, que yo no he “sío”, por si acaso, exceso de celo y el que venga detrás que arrée, sin caballerías pero con caballos de vapor (CV).

El hecho objetivo es que la logística y el transporte por carretera, “socios inseparables” para el flujo de mercancías en la cadena de suministros de consumo, la que más padece en estas circunstancias (aunque no la única), sufrió durante unas horas el pasado miércoles un bloqueo total en Cataluña; hacia el interior y hacia el exterior; hacia Francia y hacia el resto de España, dejándola injustificadamente aislada, a la luz de la diversa situación meteorológica, en muchos lugares complicada pero dentro de los límites de la normalidad.

Quizás las autoridades viarias, TODAS, deberían mirar hacia otros lugares –y no precisamente a Bélgica- mucho más acostumbrados a estas inclemencias de nieve y frío (Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido) para, por un lado, establecer protocolos a escala estatal únicos, objetivos, transparentes y reconocibles, que determinaran sin duda cuándo y por qué debe cortarse una vía. Por otro, en consecuencia, para no entorpecer innecesariamente y sólo cuando realmente sea preciso por seguridad, la cadena logística y de transporte por carretera. Y, por otro, para no estar permanentemente instalados en la polémica. Que a nuestros próceres, en Madrid, Barcelona o Bruselas, no les pagamos para eso. O no deberíamos.

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