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Cuatro claves y una estrategia para la última milla

La semana pasada se celebró en Madrid una feria profesional cuyo foco es el comercio electrónico y la Red. Donde la logística y su última milla tienen su hueco. Un hueco que sigue pareciendo insuficiente y marginal. Por su importancia capital para ese canal comercial. La compra venta a través de Internet tiene sus reglas establecidas y bien engrasadas. El reto de las entregas es otro cantar. El cantar de los cantares. Y se sigue olvidando la logística. O tratándola como mera herramienta instrumental. Cuando es estratégica. Sin adelantarse estructuralmente a los problemas. Atacándolos coyunturalmente. Tomando analgésicos cuando hace falta cirugía.

Las claves

Con su evidente e imparable crecimiento exponencial hay que enfocar ese desafío. Y no dispersar los esfuerzos:

Hay que promover una cultura responsable en las compras a través del comercio electrónico.  Escoger la entrega inmediata debe ser sólo una opción limitada. Y sólo cuando realmente sea necesaria. Con independencia de que el usuario o el vendedor puedan o no sufragarla. Las estructuras de los operadores logísticos y empresas postales y de paquetería no pueden –ni podrán- alinearse ni sostenerse, con medios y personal suficiente, con esa errónea costumbre del “todo de ahora para ahora y gratis”.

El espacio es finito y el medioambiente un bien común que precisa cuidado continuo. Especialmente en las ciudades. Por ello, hay que promover el uso de vehículos de reparto y medios que sean sostenibles (eléctricos, híbridos, etc.), en número suficiente pero limitado. Y no contaminantes. Una cultura verde en este sentido contribuirá a la concienciación colectiva.

Las empresas que transitan el último kilómetro deben adoptar todas las herramientas tecnológicas a su alcance. Y hacerlo ya. El objetivo es mejorar –de verdad- la planificación, la demanda, la gestión de rutas, la comunicación de toda la cadena y sobre todo con el punto de entrega.

Y hay que valorizar el soporte que dan las empresas logísticas que realizan operaciones de comercio electrónico. Su concurso no es menos importante. Ni tiene menos valor económico. En realidad es una de las dos piezas esenciales –junto a la propia Red- de este canal virtual. Sin ella no se sostiene. Es la piedra clave de la bóveda on-line. El pago de una contraprestación justa por estos servicios contribuirá también a su reconocimiento, sostenibilidad y a darles la necesaria visibilidad social.

La estrategia para la última milla

Empezó por a ser una alternativa y pronto debería ser una estrategia común y aceptada: la apuesta generalizada por la entrega no personal al comprador. En taquillas o puntos de conveniencia. O modelos similares alternativos. Incluso con la instauración de locales urbanos específicamente pensados para esas entregas/recogidas. Un nuevo negocio. De barrio. Con amplios horarios. Independientes. Capaces de trabajar con todos los operadores logísticos, paqueteros y empresas de comercio electrónico.

La logística hace lo que puede. Y lo hace bien. Cada vez mejor. Ahí están las cifras de operaciones de comercio electrónico B2C. Pero lo imposible no es posible. Seguir llenando las calles (sobre todos en ciudades) de más y más vehículos de reparto a particulares cuyo objetivo de entrega siga siendo incierto. Fallido en un porcentaje importante. Un escenario en el que todos perdemos. Y mucho.

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Oscar González Alanis
Oscar González Alanis
28/11/2017 03:45

En Mexico vamos atrás en tecnología tenemos que invertir más …

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