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Y el Madrid qué, otra vez campeón de Europa ¿no?

Por Ricardo J. Hernández

El tejido empresarial le debe mucho a la logística. Tanto desde el punto de vista instrumental y utilitario como de progreso y ruptura de viejos y recurrentes moldes. Veamos.

Según una estadística reciente, en el último año el 12,5 por 100 de los contratos de trabajo firmados en España, lo han sido para contratación de camareros. Claro, es lógico: somos un país turístico y la consecuencia son muchos empleos del sector hostelero. Como, también, lo éramos en la España en blanco y negro, por lo que quizás no hayan cambiado tantas cosas desde entonces industrial y empresarialmente hablando.

Ahora que queremos dar por acabada la crisis, se multiplican las Obras Públicas (las grandes aún no tanto) y la construcción de viviendas, y esto nos parece un signo, evidente, de progreso y bienestar, como antes de la crisis que queremos olvidar y, también como sucedía en la  España en blanco y negro.

Los jóvenes –y no tan jóvenes- se van, emigran en busca de algunas o mejores oportunidades laborales. Como en los 50 y los 60 del siglo XX.

¿Y la industria? ¿Y las empresas tecnológicas, aquellas que registran patentes? Ni están ni se las espera. Salvo el automóvil que ¿adivinan? Efectivamente, ya estaba en la España en blanco y negro: Ford (1920), Renault (1951), Seat (1953) y luego Audi y Volkswagen, Citroën (desde 1958), …

Ahora tenemos más fuentes de información, pero no siempre más información; tenemos mejor nivel de vida, pero no para todos y muchos trabajadores buscan también su pluriempleo; más libertades y votamos, eso sí; pero en lo esencial económico, el tejido básico que debe impulsar el PIB se basa en la misma ecuación: sol y grúas.

Sólo hay algo en lo que claramente hemos cambiado, la velocidad que sustenta ahora el consumo y casi cualquier faceta empresarial u organizacional que nos rodea y, desde luego, no hay otra razón, no hay más razón, que la logística. En eso sí hemos cambiado.

Se han desarrollado empresas y servicios logísticos que antes no existían (incluso al margen de Internet) y otras y otros han llegado desde otros países para quedarse –y ahí está por ejemplo el enorme desarrollo de Amazon o el de los grandes operadores logísticos- creando infraestructuras y empleos, favoreciendo el desarrollo de cadenas de suministro más complejas, más largas y eficaces, construyendo almacenes más grandes o más complejos, automatizándolos, sistemas de manipulación más rápidos y limpios y transporte de mercancías más moderno y mucho, mucho más eficiente… ¡Ah! a propósito de esto último, otra cosa que ha  cambiado y también ha favorecido a la logística –un término que aún era desconocido a principios de los años 80 del siglo XX- han sido las infraestructuras, viarias y portuarias especialmente, que el ferrocarril de mercancías aún parece de carbón. Y todo ello con gestores nacionales que son punteros en el ámbito internacional.

Así que, con las excepciones de la logística, de la libertad política, de las carreteras y del top-less, estamos en un déjà vu, de nuevo en pleno “Plan de Desarrollo” sustentado por los turistas y el ladrillo… “y el Madrid qué, otra vez campeón de Europa ¿no?”

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