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Una sangría para el calentón

Por Ricardo J. Hernández

Cuando el calor aprieta, como en estos últimos días, una de las bebidas más consumidas en España es una buena y fresquita sangría, dos de cuyos componentes principales son el vino y el melocotón. Eso sí, hay que tener mucho cuidado, porque es una bebida tramposa, pues su dulzor, mezclado con la baja temperatura, pueden convertir la mencionada fruta en una metáfora que se nos suba a la cabeza.

Eso es lo que les debe pasar a los franceses, rectifico a algunos franceses, y acoto un poco más, a los agricultores franceses sobre todo del sur del país galo. Se calientan –seguramente no con sangría- se les sube a la cabeza ese calentón y hala, a descerrajar semi-remolques frigoríficos o cisternas españolas que cruzan la frontera pirenaica y a desparramar su contenido por la calzada. Y todo con la anuencia de la gendarmerie.

El último “incidente” contra el transporte español y la cadena logística de productos alimentarios hortofrutícolas hispanos que cruza de sur a norte el continente europeo, la semana pasada, en Perpignan, donde antes se iba a ver películas de “destape” y ahora se puede ver el “destape” de camiones españoles, desnudados de su carga por los productores agrícolas galos.

Lo he llamado incidente, pero en realidad es un acto vandálico sin paliativos, un asalto con violencia, piratería con la “patente de corso” que otorgan la inoperante policía gala, o quizás merece otro calificativo más grueso… ¿me atrevo? Me atrevo: “terrorismo agrícola”, pues como todos los actos de terrorismo es indiscriminado, sorpresivo y busca la intimidación de unos pocos ante la legalidad de muchos más. Eso sí, afortunadamente, sin víctimas humanas.

Las autoridades francesas que, desde sus Ministerios de Trabajo e Interior, tanto vigilan por el cumplimiento de las leyes que afectan a la cadena logística en su territorio (descanso fuera de la cabina del camión, salario mínimo, condiciones de los vehículos, cargas máximas, etc.) bien harían por hacer que se cumpliera la ley comunitaria por excelencia que asegura la “libre Circulación de PERSONAS y MERCANCÍAS por el territorio de la Unión Europea”. Su desidia en este aspecto es intolerable y quizás sólo tiene un nombre (hoy estoy atrevido): complicidad.

En enero fue vino y ahora melocotones, nectarinas y albaricoques. Mi sugerencia para los agricultores galos es que celebren su próxima fiesta nacional (14 de julio) con esos mismos ingredientes que han tirado sobre la calzada, de esta otra manera. Receta para la sangría: Ingredientes para dos litros; una botella de vino tinto joven (75 centilitros); dos melocotones; una manzana (puede ser también otra fruta); 50 centilitros de zumo de naranja; un limón exprimido (o refresco de limón sin gas); una ramita de canela; azúcar (dos cucharadas) y agua fría o hielo al gusto. Todo mezclado (no agitado, que diría Bond) en una jarra de cristal o barro, con una cuchara de madera. Dejar enfriar y a disfrutar: mucho mejor que volcar camiones ¡donde va a parar!

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