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¿Más tiran dos tetas?

El pasado 30 de abril, la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, el sindicato que agrupa a los estibadores portuarios –y que se ha hecho muy visible desde que mantiene un pulso con el Gobierno y la patronal por sus reivindicaciones laborales– convocaba en Valencia el 1º Encuentro de Mujeres Estibadoras, organizado por las trabajadoras afiliadas a la Coordinadora y al que asistieron estibadoras de Bilbao, Barcelona, Tarragona, Castellón, Málaga, Sevilla, Cádiz y Las Palmas. Se trataba de dar visibilidad a su labor y demostrar lo que en su opinión hace el Gobierno con ellas: ningunearlas y mentir, al tachar a este colectivo de machista, afirmando que en él no tienen cabida las mujeres.

Apenas una semana antes, Raquel Saavedra, presidenta de la Plataforma de Mujeres Estibadoras de Algeciras, único puerto donde no ejercen, se desnudaba –portada incluida- para la revista “Interviú” con ánimo de llamada de atención, para denunciar la lucha por el acceso femenino al colectivo estibador en el puerto algecireño.

Está visto que el conflicto de la estiba tiene mucho más recorrido mediático que el que cabría esperar, habida cuenta de que hasta hace apenas dos meses la mayoría de los españoles no sabía qué era la estiba ni cuál su desempeño.

Pero, mientras el Encuentro de Valencia trataba de normalizar y mostrar la veracidad de unos hechos –la presencia de la mujer en el colectivo estibador en España- retorcidos y utilizados equívocamente por la Administración para poner a la opinión pública en su contra, según el colectivo sindical, la aparición de la “estibadora” en la revista icono del “destape” desde 1976 y que trae a sus páginas “las chicas más buscadas” (según su propia presentación), no favorece en absoluto esa normalización profesional.

Además, las fotografías de desnudos no pueden ser más chabacanas, tópicas y burdas, pues retratan a esta “guerrera” con casco de obra, llave inglesa en mano y poco más; rodeada de palés y apenas recatada; o “vestida” únicamente con una maroma de atraque a modo de recurrente boa de striptease.

En el texto que acompaña la serie de fotos, Saavedra dice sentirse orgullosa de su lucha, habla de las muchas presiones e insultos que ha recibido y afirma que no cejará en su objetivo de equiparar a la mujer al hombre en la estiba en ese puerto gaditano.

Seguramente, estos argumentos deberían haber sido suficiente contenido informativo tanto para una publicación periodística de investigación, como para cualquier otra, para cualquier canal y para cualquier medio. Sin embargo, Raquel Saavedra y su conflicto profesional se han hecho visibles por este reportaje y deberíamos preguntarnos por qué. Personalmente creo que ha hecho un flaco favor a su causa y a sí misma frivolizando su objetivo.

¿Y el entorno? Resulta impropio de una sociedad igualitaria que haya que acudir a un desnudo femenino para hacer visible una reivindicación laboral justa. Y quiénes han dado altavoz a su lucha tras el reportaje de la revista, y no antes –especialmente los medios locales- también tendrían que preguntarse por qué.

¿De verdad aún más tiran dos tetas, que la igualdad laboral de género?

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Patxi Fernández
Patxi Fernández
08/05/2017 08:21

Como otras veces estoy bastante de acuerdo con su comentario aunque me hubiese gustado un poco más de contundencia. El traer a primera página de una revista de amplia difusión una reivindicación, sin duda justa, cuando el colectivo al que se dice pertenecer está luchando por mantener unos puestos de trabajo, independientemente, del sexo del trabajador, parece demasiado interesado. Desviar la atención es un arma muy utilizada por los que defienden inereses contrarios a los de la mayoría y reconozcámoslo, el método se puede tildar de chabacano pero, es difícil dudar de su eficacia.

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