Melchor, Gaspar y Baltasar, los Reyes Magos, no existen; Papá Nöel, tampoco. Ni ningún otro personaje, barbudo o no, con nombre Santo o aspecto de carbonero. No voy a recurrir a desvelar la verdad más dolorosa de la infancia, la que nos revela que, en realidad, todos esos personajes son suplantados por los padres de las criaturitas, porque no es verdad. Ellos, los progenitores, tampoco son los mensajeros de los regalos navideños.
La verdad es que los Reyes Magos, Santa Claus, San Nicolás, Papá Nöel, el Tío Nadal (el de Rafa no, el otro) o el Olentzero, son trasuntos de los operarios, de los preparadores de pedidos, empleados de picking, carretilleros, gestores de almacén, mensajeros, conductores de camión o furgoneta, y directores de logística, de planificación, de operaciones y de cadena de suministros. Son trasuntos de ellos, como los dromedarios o el trineo con los renos, los son de toda la tecnología aplicada a la logística, desde una caja identificada con RFID a una carretilla elevadora, un sorter o una gran instalación automatizada.
Son esos recursos humanos y eso medios materiales, y no otros, a los que desde hoy les esperan dos meses de frenética actividad, para que en la época de mayor concentración de consumo del año podamos encontrar lo que buscamos cuando vayamos a buscarlo, ya sean las viandas y bebidas de las grandes comilonas navideñas, ya sean los perfumes, las corbatas, los juguetes o los juegos de ordenador. Todo debe estar en el momento oportuno, en el sitio justo, porque no hay margen temporal. Ahora no.
Acuérdese de todos esos “magos” y “nöeles” que harán posible el milagro navideño que cada cual celebra como quiere, pero esos sí, no antes del 24 de diciembre ni después del 6 de enero. Acuérdese de ellos, porque son los que hacen posible eso que parece imposible, que haya de todo en todas partes, en los comercios físicos y en los virtuales. Acuérdese y, de paso, si quiere, reconozca el valor que aportan esos profesionales y el sector de la logística en su conjunto al día a día y, en particular, a fechas como las que se nos vienen encima. Hágalo, por favor, porque nos hace mucha falta esa visibilidad, ese reconocimiento y ese atractivo para atraer talentos y retener a los que tenemos. Sería muy bueno reconocerlo ahora, cuando el sector da el “do de pecho”.
Ni los Reyes Magos ni Santa Claus existen, los de verdad, al menos yo no los he visto nunca, que quizás no sea lo mismo. Los que si existen son los empleados y directivos del sector logístico que van a hacer (ya lo están haciendo), una años más, que creamos en la magia de la Navidad y nos convirtamos, en todo Occidente, en consumados consumidores: ¡Preparados! ¡Listos! …
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