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Alta y baja velocidad

Por Ricardo J. Hernández

Desde hace una semanas y, prácticamente, hasta que acabe este 2015, vamos a oír promesa tras promesa de quienes aspiran a gobernar a escala local, autonómica o nacional. Sin embargo, creo que no me equivoco si digo que oiremos pocas, muy pocas promesas y compromisos en torno al transporte por carretera o a la logística, responsables sin embargo de hacernos llegar todo cuanto consumimos.

La semana pasada, el presidente de ASTIC se quejaba de las escasas inversiones públicas hacia la carretera, desde el punto de vista del transporte de mercancías, tanto en números absolutos como frente al ferrocarril de pasajeros, sobre todo el AVE. Y no le faltaba razón.

La ministra del ramo, Ana Pastor, empezó con buen pie la legislatura, con promesas de acercamiento y apoyo hacia el transporte, la multimodalidad y la logística, incluso articulando la Estrategia Logística de España. El propio sector apoyó esos pasos y compromisos.

Sin embargo, la realidad nos ha devuelto a lo de siempre. La falta de voluntad en devolver la tasa denominada céntimo sanitario que casi nos cuesta una huelga, la “desaparición” de la Estrategia Logística, que deber estar cocinándose a fuego muy, pero que muy lento, en algún rincón ministerial y, sobre todo, las escasas inversiones presupuestarias de Fomento en el ámbito de las mercancías: todo un mazazo de “realidad”. Se acabaron los sueños. Se rompieron las promesas. El dinero se lo ha llevado el ferrocarril y, sobre todo, la Alta Velocidad.

Cuando se trata de invertir-al menos en esta legislatura- Fomento tiene dos velocidades: la alta, la de las urnas, y la de la mayor parte de las inversiones, de cara a la galería del ciudadano: un voto, dos votos, tres votos…; la baja, la del día a día, la del transporte profesional (sobre todo la carretera), que sufre el escaso mantenimiento vial y no ve medidas que lo apoyen, pese a soportar el 90 por 100 del movimiento de bienes de consumo o materias primas.

Alguien, hace muy poco, me ponderaba la actuación ministerial de los últimos cuatro años: no tengo dudas, pero justamente de lo contrario. Y pruebas -ya que a la ministra le gusta tantos su Galicia de adopción- “haberlas haylas”, sólo hay que tirar de hemeroteca o de Presupuestos Generales.

De momento, esta estadística es lo que vale. Y esperar a las próximas promesas y mejores tiempos para el transporte de mercancías.

Y mi recomendación de un “clásico” literario por si alguien no lo ha leído (no vale si ha visto la película): “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco. Intriga “policial” e Historia Medieval en una mezcla genial.

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