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Gazpacho y mamandurrias: Cuaderno de Vacaciones

Los más optimistas dicen que la definición de trabajo es aquello que está entre dos periodos de vacaciones. Lamentablemente, este año muchos más no podrán aplicar esta acepción o quizás ya hayan acuñado otra: trabajo es aquello en lo que todos los que están dentro quieren estar fuera y todos los que están fuera quieren estar dentro. Más o menos como el matrimonio.

Bromas aparte – no quiero herir susceptibilidad alguna en un tema tan serio- ahora que muchos tenemos la doble suerte de descansar, por tener vacaciones y en consecuencia, trabajo, voy a proponerles deberes; sí como si fueran malos estudiantes.

Las tareas no exigen esfuerzo físico alguno, así que se pueden llevar a cabo en la tumbona, bajo la sombrilla playera, rebozados de arena cual croquetas, con la mochila a la espalda, en el spa, la tienda de campaña o en el coche tras la caravana de la A-III, que esa no falta a su cita vacacional.

Estos son sus deberes:
– No lea las noticias; me refiero a las políticas o económicas; compren la prensa o vean televisión, internet, etc. pero para saber cómo va el torneo de baloncesto en las Olimpiadas y quién nos tocará en los cruces de cuartos; qué resultados se dan en la pretemporada futbolera; dónde comen los mejores gazpachos; quién ha hecho el posado de este verano o qué películas se estrenan este otoño.
– Olvídese de la prima de riesgo, de su sobrina y de su tía; hasta hace un año la mayor parte vivía sin saber para nada de su existencia. Además, no está en su mano bajarla. ¡Y si lo está, ya podía haberlo hecho antes!
– Respire y diga alto y fuerte: Europa está en manos de los especuladores; hay que acabar con ellos. Se sentirá mejor.
– Renuncie a que ninguna Administración, Comunidad, Ayuntamiento o Gobierno le vaya a sacar las castañas del fuego con ayudas o subvenciones; o mejor ¡huya! ¡mic,mic! como el Correcaminos, apártese todo lo que pueda, no vaya a ser que le salpique algún escándalo de corruptelas y pague usted como justo por otros pecadores.
– Deje de hablar de crisis ¡por favor! Y dedíquese a trabajar, si tiene trabajo; o a emprender, crear, proyectar.
– Apunte y, cuando vuelva, dispare a cualquier mamandurria que conozca; nos sobran poltroneros, caraduras, vagos y maleantes a mansalva y, casi todos se concentran en edificios públicos.
– Asuma que cualquier tiempo pasado no fue mejor; más bien un espejismo que duró ¿demasiado?; ahora estamos en la realidad. Escuece, pero es porque se está curando, como me decía mi mamá.
– Haga lo que sepa hacer mejor y hágalo bien y siempre, que así se sale de los baches, pozos, fosas o simas.
– Y sea feliz que ya tenemos bastante con las acritudes, incapacidades, ineficacias, inoperancias, mentiras, falacias, abusos que nos trasladan nuestros próceres, desde los políticos hasta los banqueros, pasando por los gurús económicos.
– Ah, se me olvidaba, y disfrute entre tanto, que para eso están las vacaciones.

¡Feliz verano!

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