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El blog de Pedro Puig

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Los dos sabios

7 enero, 2021 Pedro Puig HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

En la antigua Grecia había dos sabios. Uno vivía en la montaña y se vestía con harapos. Siempre respondía a una pregunta con la mejor forma de hacer algo, y no siempre rápido. El otro vivía en el centro de Atenas, iba bien vestido y la gente le pagaba por responder a sus preguntas acerca de cómo hacer las cosas, o cómo las harían los hombres normales. Era muy hábil en esto, se equivocaba mucho menos que la media y respondía enseguida.

Si le preguntáramos al segundo sabio cómo hacer los pedidos por Internet, nos diría dos cosas: que ofreciéramos surtido a más amplio mejor, y la ventana de entrega a más cercana mejor. Es posible que esto sea acertado. El consumidor se vuelca en las páginas web con el surtido más amplio y en las que entregan más rápido.

Un virus ha azotado nuestro mundo conocido y cambiado todo nuestro sistema de relaciones y libertades. Ahora parece que estamos más en nuestra casa.

Seguimos comprando productos de gran consumo en cadenas de tiendas. Estas siguen recibiendo la mercancía en su almacén, preparan los pedidos de las tiendas en función de su consumo estadístico y del olfato del jefe de tienda. Los preparan (rompen los palés que han recibido), transportan los pedidos a las tiendas y ponen la mercancía en los lineales. A partir de aquí las cosas han cambiado: yo ya no me desplazo a una tienda, ya no voy al lineal, ya no traspaso la mercancía al carro, ni del carro a la cinta, ni luego a las bolsas, ni luego las llevo al maletero de mi coche, ni las subo a mi casa para ponerlas al lado de la nevera.

Aunque me sigue gustando ir personalmente a ver y comprar algunas cosas, normalmente lo que no necesito, ahora busco en una página web entre 20.000 productos los pocos que necesito. Si triunfo en esto (no pasa la tarde/noche), busco una ventana de entrega (lo más rápido posible), y si la consigo compro. Si no, me voy a otra web.

Después, en la tienda más cercana a mi domicilio, un empleado entrará a trabajar, repondrá la mercancía al lineal y luego preparará mi pedido. Irá al lineal, traspasará la mercancía que yo he pedido al carro, luego a unas bolsas que meterá en una o varias cubetas de plástico. Alguien en la tienda contratará una furgoneta a un transportista y le pagará entre 4 y 9 euros por pedido, y éste la subirá a mi casa para que yo la ponga al lado de mi nevera.

¿Dónde está el ahorro?

El segundo sabio nos dirá que así preparábamos los pedidos de las tiendas en nuestro almacén y funcionaba, porqué hacerlo igual. Las cadenas crearán “darkstores” (Igual de caras en superficie que las tiendas, pero más cercanas al cliente). A pesar de eso, las tiendas nunca serán tan eficientes como su almacén. No sabrán dónde tienen el producto que yo quiero, por ejemplo. Harán cosas para saber cuánto tienen de algo en cada tienda, para evitar que se les pierda, aunque cuando preparen mi pedido tardarán en encontrar lo que pido. Usarán la misma ruta de picking que yo uso al ir a comprar: ninguna (aunque yo conozco donde están las cosas en una tienda).

Durante la pandemia hemos multiplicado las ventas de gran consumo por Internet. Hemos pasado del 1,2 al 3 por 100. Hemos duplicado algo despreciable, hagan sus números y escojan si lo de “duplicar” es magnífico en lugar de mirar las cifras absolutas, y darnos cuenta de que, otra vez, es despreciable. Si quiere analizar si es o no despreciable, puede pensar en su ciudad y por qué no ha llegado el anunciado bloqueo de las calles con las furgonetas de reparto a pesar del crecimiento de Amazon.

Si le preguntan al primer sabio, su respuesta será incómoda. El sistema con el que compramos productos de gran consumo no ha cambiado durante muchos años. Usted y yo lo hacemos igual que lo hacían nuestros padres. Insistiría en cambiarlo, en comprar de otra forma, nada puede no cambiar durante tanto tiempo, y menos con lo que ha cambiado recientemente nuestro mundo.

Creo que el primer sabio plantearía tres retos importantes:

  1. Cambiar la forma en la que capturamos los pedidos.
  2. Diseñar almacenes (con un miniload, reparto y un sorter), que preparen pedidos unitarios de forma eficiente, repartiendo, no almacenando.
  3. Diseñar una forma de repartir los pedidos que no bloquee nuestras calles.


Son tres retos apasionantes.

¿Estará el segundo sabio equivocado? ¿El primero? Si le hacemos caso al segundo debemos seguir mejorando lo que nos ha dado buenos resultados ¿Cambiar? Hacer lo mismo es cierto casi siempre.

Las cadenas de distribución han sido fundamentales para mantener las cadenas de suministro durante esta pandemia, nunca nos han faltado en casa los productos de gran consumo. Igual que cuando nacieron todas, ahora tienen la responsabilidad de cambiar la forma de hacer lo que hacen, para seguir haciéndolo bien.

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¿Por qué tenemos que hacer inventarios?

10 septiembre, 2020 Pedro Puig 2 COMENTARIOS

En Sin categoría

Ud. es un jefe de almacén. El director comercial de su empresa le pregunta: ¿cuanto tenemos de esto? Ud. va a la pantalla, o mejor agarra su teléfono, selecciona el artículo y pulsa un botón. La impresora saca un listado que le dice qué cantidad tiene, así como las ubicaciones que contienen este artículo en su almacén y en qué unidades. Algo así como este:

Su almacén tiene un WMS  o SGA (Warehouse Management System, o Sistema de Gestión de Almacén), y conoce las existencias en tiempo real.

Muchos otros almacenes no tienen un sistema y usan diferentes estrategias para responder a la misma pregunta.
– Un buen jefe de almacén actualizará en una hoja Excel lo que entra o sale de un hueco. Si menos tiempo lo hará una o dos veces al día. Podrá usar las herramientas de Excel para responder a la misma pregunta. Dependiendo del momento, la respuesta será más o menos en tiempo real.
– Un jefe de almacén que no haya podido actualizar su Excel o que no lo tenga y confíe en su memoria, responderá con mucha inseguridad. Tal vez ni siquiera pueda responder.

Saber cuánto y dónde lo tenemos es el objetivo principal de un WMS (SGA. Es muy recomendable que todos los almacenes con estanterías tengan un WMS.

Un WMS proporciona a los operarios un terminal con un lector láser (conectado con el Sistema por WiFi, sin cables). Cada vez que hace un movimiento el operario lee con el lector qué se mueve (el código de barras del palé; hoy en día todos los artículos tienen un código de barras único), y  para saber a dónde lo mueve lee una etiqueta de código de barras que el WMS identifica con una ubicación (que pegamos en el larguero).
¡Sin tener que teclear nada! ¡Sin necesidad de desplazarse a una pantalla! ¡No cuesta dinero!

En los almacenes que tienen WMS se puede conocer donde está cada cosa en tiempo real, sin ningún coste adicional al del movimiento. Los almacenes que no tienen WMS emplean una cantidad de tiempo en actualizar sus inventarios (con los errores debidos a la captura de la información), o simplemente no invierten tiempo en actualizar inventarios, con lo cual no saben cuánto y dónde tienen cada cosa (menos aún cuando el jefe de almacén se va de vacaciones).

Las consecuencias de no saber cuánto y dónde lo tenemos van desde perder una venta, perder un cliente o volver a comprar algo que ya tenemos. Cuando los stocks no se han controlado a lo largo del año, esta regularización difícil.

Por eso hacemos inventarios: para saber qué y dónde lo tenemos.

Inventario para arrancar un WMS

Muchos responsables de almacén piensan que instalar un WMS es prácticamente imposible: el coste de hacer un inventario es enorme para meter el stock en el WMS.

Recuerdo muchas caras de inmensa felicidad cuando le decimos a  nuestros clientes que para arrancar nuestro WMS no hace falta hacer un inventario (no hace falta no facturar durante unos días; ni invertir gran cantidad de esfuerzo en subir a las estanterías y abrir los palés; ni pasar varios meses resolviendo los errores de un inventario).

Si el jefe de almacén tiene actualizados los datos, no tenemos que hacer inventario, volcamos los datos vía interfaz. Si los tiene mal actualizados o no los tiene, usamos una estrategia que hemos usado muchas veces: “el inventario continuo”, lo llamamos.

Primero. Llenamos virtualmente todos los huecos del almacén con un artículo ficticio.

Segundo. Vaciamos los huecos que están físicamente vacíos (una operativa en un terminal permite hacerlo con una lectura).

Tercero. Ponemos en marcha las entradas de mercancía del WMS, que sólo busca hueco en los huecos que están vacíos.

Cuatro. El almacén sigue funcionando como antes (sin WMS) pero cuando se baja un palé vaciamos el hueco.

Al cabo de un tiempo (el tiempo de rotación del almacén), todos los huecos están llenos de palés nuevos. Una simple consulta del artículo ficticio nos da los huecos pendientes de actualizar.

Inventario administrativo

Cuando se cierra el año fiscal, en contabilidad hacen un asiento de diferencia de existencias. Nuestra empresa no vale lo mismo según las existencias que tiene. Un auditor en condiciones hará este asiento respaldado por un papel escrito.

Si usted tiene un WMS el papel será parecido a un listado, su coste será sacarlo y el auditor lo verificará aleatoriamente. Si no lo tiene le tocará hacer un inventario, es decir, subir a las estanterías y contar la mercancía de los palés, y luego contar también la que tiene en los huecos de picking.

Inventario externo
Algunas empresas ofrecen el servicio de hacer un inventario. Se suben hasta los palés, identifican el artículo y cuentan la cantidad que tienen en cada hueco. No hay otra forma de hacerlo. Pero este inventario suele ser más exacto porque es externo.

Inventario con drones

Recientemente he visto en LinkedIn que alguien ofrece inventarios usando drones. Parece de ciencia ficción ¿drones? la solución a todo.

Vamos a suponer que tenemos un piloto de dron experimentado y captamos una película de cada estantería. Nos sentamos en nuestro ordenador y procesamos los vídeos. El reconocimiento de imágenes está muy avanzado. Nuestro programa es capaz de detectar cuántos palés verticales tiene una columna y cuántas columnas tiene una estantería, reconociendo largueros horizontales o verticales. De esta forma puede guardar, individualmente, la imagen de todos los huecos, el (17,3), o el (2,4), por ejemplo.

Cuando el sistema se pone a analizar la imagen de cada hueco se encuentra con estas tres opciones:

1. Cajas de cartón marrones sin ninguna identificación (el caso más normal).

2. Cajas con la imagen de un proveedor (este usa las mismas cajas para todos sus productos)

3. Este proveedor tiene cajas diferentes para cada producto, además identificables.

Resultados del reconocimiento de hueco:

1. Cajas de cartón sin identificar.

2. Articulo de la marca “ACME”.

3. 7 x 34 cajas del artículo de código proveedor “abcdefg” (Realmente hay 14 cajas, 7 no se ven).

Para que el resultado nos sirviera para algo, las cajas deberían contener un literal claro de lo que tiene y, además, estar todas visibles.

En mi opinión el inventario con drones solamente sirve como ciencia ficción.

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Acerca de mi

Pedro Puig

Soy un convencido de que aplicar logística a los procesos genera beneficios o ventajas diferenciales. Sin embargo saber de logística no garantiza que las soluciones que ponemos en marcha vayan a funcionar, cada problema tiene su solución.

He trabajado treinta años en logística, explicando lo que sé y aprendiendo mucho de lo que pasa y debería pasar en los almacenes. En Leuter contribuí a desarrollar uno de los mejores sistemas de gestión de almacén (WMS en inglés), adaia. Trabajo ahora en Grupo Leuter y ayudo a mantener e incrementar el número de clientes que usa nuestros sistemas de gestión de almacenes (adaia y compaas).

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