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El Blog de Patricia González

recursos humanos

Si es que hasta el Papa nos advirtió

20 septiembre, 2021 Patricia González HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

La tormenta ha estallado sin que, aparentemente, muchos vieran las nubes acercarse. Bueno, miento: el Papa ya nos avisó. Así es, una persona que poco o nada tiene que ver con el sector sabía que esto iba a pasar. Y no, no fue una revelación divina. Francisco lo tenía más claro que muchos jugadores del panorama logístico. No le hemos hecho caso y ahora, pagamos justos por pecadores.

Desde que comenzó la pandemia, se ha estado gestando una tormenta perfecta en el comercio mundial. Una combinación de exceso de demanda, escasez de barcos y sí, maltrato a los trabajadores del transporte.

Nuevo punto de partida

Pero antes de ir al meollo de la cuestión, hablemos de qué se está haciendo. Los gobiernos tratan de actuar con rapidez. Los aumentos de precios cada vez son más dolorosos y las cadenas de suministro destrozadas empiezan a mostrar sus síntomas: tiendas, supermercados y restaurantes desabastecidos.

Las implicaciones para las empresas son traicioneras. Los retrasos en los envíos significan que las compañías ya temen por su periodo comercial navideño. Mientras, los políticos empiezan a preocuparse de que sus votantes se enfrenten a estantes vacíos y precios más altos. Sin una acción inmediata, el problema podría persistir durante años, avisa el secretario general de la Cámara Naviera Internacional.

La negligencia

Pero una causa importante de la crisis no tiene nada que ver con el precio del petróleo o la escasez de contenedores. Siguiendo lo planteado por Guy Platten, la culpa es nuestra. Concretamente del nivel de negligencia que hemos adoptado respecto a los trabajadores del transporte desde el comienzo de la pandemia.   

Millones de empleados que han mantenido el flujo comercial deberían haber recibido el cuidado y el respeto que se muestra, con razón, a los médicos, enfermeras, agentes de policía y trabajadores de talleres. A pesar de los esfuerzos de la industria, esto no ha sucedido lo suficiente.

En cambio, al enfrentar condiciones de trabajo cada vez más duras, los eslabones más importantes de las cadenas de suministro, las personas, están comenzando a romperse.

Y es que muchos están abandonando el sector, profundizando su parálisis.

Con la iglesia hemos topado

Ya en su momento, los organismos de la industria del aire, el mar y la carretera lo advirtieron. La situación es insostenible.

De hecho, hasta el Papa Francisco, tras las investigaciones realizadas por la Organización Internacional del Trabajo – donde descubrieron que algunos gobiernos habían actuado ilegalmente en su trato a los trabajadores -, hizo saltar las alarmas.

“Sus necesidades están insatisfechas”, lamentaba.  

Sin fórmulas mágicas

Ahora, el trazo de un bolígrafo no puede construir nuevos barcos de la noche a la mañana. Tampoco puede conseguir que los ciudadanos gasten menos para controlar la demanda que está saturando al suministro global.

Sin embargo, el trato a los trabajadores del transporte se puede mejorar casi instantáneamente.

La introducción de «carriles verdes» para permitir que camiones, barcos y aviones eludan los controles fronterizos ayudaría al personal y reduciría los tiempos de entrega. Dar prioridad a los trabajadores del transporte para las vacunas y reconocerlos como trabajadores clave permitiría a las cuadrillas rotar y descansar. Trabajar con otros gobiernos para garantizar un trato coherente a los trabajadores que cruzan las fronteras reduciría la burocracia que ahoga los suministros.

Empresas y administraciones tienen la oportunidad de evitar un desastre.

Es hora de tomar ese tren.

A llorar, a la cabina

7 junio, 2021 Patricia González HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

Nada mejor para lidiar con el estrés o concentrarse en la salud mental que meterse en un “ataúd zen”. Un espacio de, aparentemente, poco más de un metro cuadrado, decorado con panfletos, una repisa con plantas, carteles de relajación y un techo pintado con un cielo azul. ¿En qué demonios estaba pensando Amazon?

Hace unos días, en uno de esos viajes de metro que te hacen ser consciente de lo grande que puede ser Madrid, no pude evitar echar un vistazo a Twitter. Evidentemente, la visita no me defraudó.

Como quien excava en una mina, poco a poco fui profundizando en una serie de tweets que criticaban algo denominado ‘AmaZen’. Para qué engañarnos, el nombre no dejaba mucho a la imaginación, pero jamás se me hubiera pasado por la cabeza lo que había detrás de esta propuesta.

Bienestar a tamaño reducido

Con el nombre original de ‘Mindful Practice Room’ – cuarto de prácticas para la plenitud mental en español -, Amazon daba a conocer a todo el mundo lo que, para la multinacional, claramente era una gran idea que añadiría valor a su proyecto Working Well, lanzado el pasado 17 de mayo.

Se trataba de pequeñas cabinas al servicio de sus empleados de operaciones, supuestamente para combatir el estrés y proporcionar bienestar mediante «vídeos cortos» y ejercicios de meditación y ‘mindfulness’.

Lluvia de críticas

En el marco de la enorme cantidad de críticas que ha recibido Amazon por las condiciones laborales de sus empleados, la medida, descrita como “una combinación de actividades físicas y mentales, ejercicios para el bienestar y apoyo por una alimentación saludable para ayudar a los empleados a recargarse y revitalizarse”, no fue del todo bien recibida. Y no es para menos. 

De hecho, el vídeo fue retirado de la cuenta de Amazon en Twitter a las pocas horas de su publicación, tras la avalancha de críticas que comenzaron a llegar a través de diversas plataformas.

Las cabinas AmaZen eran rebautizadas una y otra vez en las redes sociales. Algunos las describían como “ataúdes zen”, otros como “espacios para llorar”, “cuartos de desesperación” y hasta “manicomios individuales”.

No todo se puede estandarizar

Yendo más allá de las críticas que ha podido recibir el gigante del ecommerce en los últimos tiempos, como sus prácticas monopolísticas o el hecho de que admitiera que sus repartidores orinan en botellas de plástico, quiero aprovechar este espacio para reivindicar algo que, lejos de ser evidente, requiere de una atención especial.

A día de hoy, pocas son las personas que desprecian la importancia de la salud mental. Y, siendo optimista, quiero pensar que Amazon tampoco lo hace. Sin embargo, este es un claro ejemplo de todo lo que nos queda por avanzar en este campo.

Porque a diferencia de industrias como la logística, donde una solución puede implantarse como estándar para diversas operativas, la mente humana esconde la belleza y complejidad de ser única en cada individuo.

No caigamos en el error de pensar que, si tienes estrés, ansiedad o depresión, un vídeo te va a ayudar a solucionar tus problemas. Intentar buscar una solución única para un rango tan grande como el que abarca la palabra “salud mental” es, más que el origen de una serie de críticas, un punto de partida para mejorar.

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Patricia González

Patricia González

Responsable de contenidos de Cuadernos de Logística. Amante de las letras, formo parte de esa generación que se niega a perder la esperanza en el periodismo. La información, fuente de conocimientos y base estructural para la toma de cualquier decisión, es la clave de mi vida. Y para qué negarlo, de la suya también.

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