Nada mejor para lidiar con el estrés o concentrarse en la salud mental que meterse en un “ataúd zen”. Un espacio de, aparentemente, poco más de un metro cuadrado, decorado con panfletos, una repisa con plantas, carteles de relajación y un techo pintado con un cielo azul. ¿En qué demonios estaba pensando Amazon?
Hace unos días, en uno de esos viajes de metro que te hacen ser consciente de lo grande que puede ser Madrid, no pude evitar echar un vistazo a Twitter. Evidentemente, la visita no me defraudó.
Como quien excava en una mina, poco a poco fui profundizando en una serie de tweets que criticaban algo denominado ‘AmaZen’. Para qué engañarnos, el nombre no dejaba mucho a la imaginación, pero jamás se me hubiera pasado por la cabeza lo que había detrás de esta propuesta.

Bienestar a tamaño reducido
Con el nombre original de ‘Mindful Practice Room’ – cuarto de prácticas para la plenitud mental en español -, Amazon daba a conocer a todo el mundo lo que, para la multinacional, claramente era una gran idea que añadiría valor a su proyecto Working Well, lanzado el pasado 17 de mayo.
Se trataba de pequeñas cabinas al servicio de sus empleados de operaciones, supuestamente para combatir el estrés y proporcionar bienestar mediante «vídeos cortos» y ejercicios de meditación y ‘mindfulness’.
Lluvia de críticas
En el marco de la enorme cantidad de críticas que ha recibido Amazon por las condiciones laborales de sus empleados, la medida, descrita como “una combinación de actividades físicas y mentales, ejercicios para el bienestar y apoyo por una alimentación saludable para ayudar a los empleados a recargarse y revitalizarse”, no fue del todo bien recibida. Y no es para menos.
De hecho, el vídeo fue retirado de la cuenta de Amazon en Twitter a las pocas horas de su publicación, tras la avalancha de críticas que comenzaron a llegar a través de diversas plataformas.
Las cabinas AmaZen eran rebautizadas una y otra vez en las redes sociales. Algunos las describían como “ataúdes zen”, otros como “espacios para llorar”, “cuartos de desesperación” y hasta “manicomios individuales”.

No todo se puede estandarizar
Yendo más allá de las críticas que ha podido recibir el gigante del ecommerce en los últimos tiempos, como sus prácticas monopolísticas o el hecho de que admitiera que sus repartidores orinan en botellas de plástico, quiero aprovechar este espacio para reivindicar algo que, lejos de ser evidente, requiere de una atención especial.
A día de hoy, pocas son las personas que desprecian la importancia de la salud mental. Y, siendo optimista, quiero pensar que Amazon tampoco lo hace. Sin embargo, este es un claro ejemplo de todo lo que nos queda por avanzar en este campo.
Porque a diferencia de industrias como la logística, donde una solución puede implantarse como estándar para diversas operativas, la mente humana esconde la belleza y complejidad de ser única en cada individuo.
No caigamos en el error de pensar que, si tienes estrés, ansiedad o depresión, un vídeo te va a ayudar a solucionar tus problemas. Intentar buscar una solución única para un rango tan grande como el que abarca la palabra “salud mental” es, más que el origen de una serie de críticas, un punto de partida para mejorar.