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El Blog de Patricia González

cadena de suministro

Y si encuentra algo mejor, inyécteselo

14 diciembre, 2020 Patricia González HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

Es tiempo de parar. Reflexionar. El constante bombardeo de información está consiguiendo nublar la vista hasta del más juicioso y, sin embargo, seguimos. Sin ser conscientes, estamos siendo espectadores y partícipes de la mal llamada “carrera por la vacuna”. La queremos ya, la queremos barata, en cantidades ingentes y, como no, segura y efectiva. ¿Es que no nos damos cuenta?

Algo anda mal, y no es una teoría. Desde que la pandemia marcara el rumbo de este, como mínimo curioso, 2020, los deseos de muchos se han enfocado en una sola cosa: la vacuna. Investigadores de todo el mundo arremangaron sus batas y consiguieron, en un tiempo récord, desarrollar los prototipos del antiviral. Ahora, la pelota está en el tejado de la logística.

Alrededor del mundo, Gobiernos de todos los países apelan a la calma, asegurando que no sólo estamos preparados para recibir la vacuna, sino para distribuirla por todos los territorios. Da igual el color del partido, la ideología, el discurso se repite una y otra vez. Sin embargo, a veces merece la pena preguntarse: ¿saben algo de la situación del sector?

Donald Trump, en guerra con Angela Merkel por la vacuna del coronavirus |  Internacional

Otro ‘pequeño’ esfuerzo

Y es que por mucho que deba generarse una suerte de ‘calma’ ante la euforia de una posible solución para la pandemia, la realidad choca con las promesas. La cadena de suministro ha asumido costes, adaptado sus operativas, enfrentado situaciones sin precedentes y ahora, ‘otro pequeño esfuerzo’.

No me cabe ninguna duda de que lo conseguirá. Las proezas de este sector pocas veces se dan a conocer, pero que hoy podamos leer desde nuestros dispositivos con calma estas líneas depende, en gran parte, de ellos. Y sí, la carga aérea tiene problemas de capacidad, por no hablar del transporte marítimo y la escasez de contenedores. Pero como un encaje de bolillos, el sector da una y otra vez con las respuestas.

Ahora es el momento de girarse y ver quien está al otro lado de la balanza. Sí, nada más y nada menos que nosotros. Esa pelota que es la vacuna también está en nuestro tejado, para lo bueno y lo malo. Sin embargo, no somos conscientes de su magnitud.

El riesgo de las gangas

No, no es un producto más a distribuir. Unos pocos mililitros envasados en un tubo de cristal pueden salvar muchas vidas. Ni ‘bueno, bonito, barato’ ni ‘busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo’. Impongamos la razón al deseo y dejemos que los profesionales hagan lo que requieran, aunque lleve un poco más de tiempo, aunque cueste un poco más.

Al igual que los Gobiernos y sus previsiones de compras y estocaje, los ciudadanos debemos plantearnos bien las cosas. Si queremos que vayan bien, claro. Porque la vacuna puede salvar el 2021, pero poner en riesgo la cadena de suministro.

Walt Whitman: De todo éxito, por pequeño que sea, surgirá un día un  esfuerzo más grande que lo completará....

Dejemos margen. Permitamos que los que saben actuar, actúen. Sobre todo, no se dejen llevar por la desesperación. Sé que es fácil decirlo, pero como dice el refrán “vísteme despacio, que tengo prisa”.

El tiempo nunca fue un buen aliado de las urgencias. Tampoco lo fue la economía. Seamos parte de la solución.

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Lo siento, esto no es normal

19 octubre, 2020 Patricia González 1 COMENTARIO

En Sin categoría

Los expertos en salud pública ya lo advirtieron. Una pandemia de esta magnitud era, tarde o temprano, inevitable. Pero no escuchamos. Y como no prestamos atención, las cadenas de suministro se sumieron en un caos temporal que marcó su rumbo para siempre.

Lo vemos todos los días. Alguien aparca, sale de su coche y se dirige a una oficina o tienda cercana. A unos pocos metros de la entrada, los pasos se detienen, se escucha un murmullo y los pies retoman de nuevo el camino recorrido para coger la mascarilla que, una vez más, dejó colgando en el retrovisor.

No podemos negarlo, a todos nos ha sucedido en algún momento. Es un hecho casi diario en lo que hemos empezado adoptar como “nueva normalidad” que, de normal, tiene poco. De hecho, nada de lo que está sucediendo ahora lo es.

Comparativamente hablando, la necesidad de recordar una mascarilla es una nimiedad dados los desafíos que enfrenta nuestro sector en 2020. Sin embargo, es un buen recordatorio de que las cosas son ahora diferentes.

¿Una luz al final del túnel?

En medio del caos, tanto las empresas como los consumidores se han adaptado, generalmente mediante el uso de la tecnología, para eliminar o reducir la necesidad de contacto interpersonal.

Si bien estas adaptaciones se han visto inicialmente como medidas provisionales, cada vez está más claro que muchas han llegado para quedarse. No solo hablamos de nuestra adopción colectiva del ecommerce. Las visitas a los consultorios médicos serán reemplazadas en muchos casos por atención médica de telesalud. En lugar de ir al cine o la sala de conciertos, muchos de nosotros optaremos por el entretenimiento en línea. En lugar de ir a la oficina o la escuela, trabajaremos – y aprenderemos- de forma remota.

Esa tecno-tendencia también se está manifestando en el mundo de la logística y la gestión de la cadena de suministro. Los pedidos realizados en línea pronto serán entregados por robots y drones. Los métodos de pago serán digitales y sin contacto. Algunos pedidos incluso se cumplirán con impresoras 3D domésticas, una tecnología cuyo momento finalmente ha llegado.

Xiaomanlv, el robot logístico para la última milla presentado por Alibaba Group

Las tecnologías impulsoras de la llamada Cuarta Revolución Industrial, como blockchain, Internet de las cosas y Big Data, conducirán a una mejor precisión, agilidad y resiliencia de la cadena de suministro.

Lo planteado una vez con vistas a un futuro cercano ya ha aterrizado sobre nuestra realidad sectorial. Los cambios han llegado para quedarse porque, reconozcámoslo, las prácticas “normales” ya no serán suficientes en un mundo que es justo lo contrario.

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¿Y si se olvidan de nosotros?

21 septiembre, 2020 Patricia González HAZ UN COMENTARIO

En Sin categoría

Ahora. Es el momento. Ahora que entendemos el sentido de urgencia, ahora tenemos su atención sobre la logística.

La situación global ha levantado la manta y destapado todos los engranajes sociales, económicos y políticos que mueven el mundo, arrojando luz sobre cómo, dirigiéndonos hacia un futuro incierto, todos los actores deben ajustarse a una normalidad que, lejos de lo común, resulta imprevisible en muchos sentidos.

Las crisis generan oportunidades, sí, pero ¿qué pasa con los caídos en combate?

Adaptarse o morir. La cruel – aunque no por ello menos realista – teoría desarrollada por el naturalista Charles Robert Darwin muestra, una vez más y a pesar de sus más de cien años, una vigencia innegable.

Las piezas clave del estado del bienestar, sin embargo, no pueden permitirse el lujo de elegir. Sobrevivir no es una opción, es una obligación porque ¿qué sería del mundo si los supermercados tuvieran los estantes vacíos? ¿Qué pasaría si los hospitales no tuvieran materiales para atender a los enfermos? O, sin irnos más lejos, ¿qué sería de nosotros si no pudiéramos consumir porque cualquier producto quedara fuera de nuestro alcance?

La cadena de suministro ha sido, es y será siempre el eje central sobre el que se asienta la normalidad, sea del tipo que sea. Por ello, garantizar su supervivencia no es moco de pavo y, desde luego, dicha misión no puede depender solo de las tan ansiadas ayudas estatales.

No podemos esperar porque, señoras y señores, se avecina un futuro incierto.

3 BASES SOBRE LAS QUE AVANZAR, A PESAR DE TODO

La expectativa de una futura inyección de capital externa, si bien para muchos puede suponer la salvación de un sector duramente castigado por el azote pandémico, no debería suponer para otros tantos una señal de ‘STOP’ en la inversión, a la espera de que esta se convierta en impulsora para la construcción de capacidades como la agilidad, la resiliencia y la sostenibilidad, claves para la salvación de la cadena de suministro.

Siendo sinceros, nos ha pillado el tren. Hemos llegado tarde a aspectos esenciales de la logística y la llegada de una situación imprevista de este calibre no ha hecho más que mostrarnos la importancia de reforzar los pilares sobre los que se asienta su futuro.

Que no se malinterprete. La logística, la cadena de suministro y todos sus actores implicados han dado todo lo que han podido, incluso más si cabe, para que los efectos de la pandemia se dejaran notar lo mínimo posible sobre el resto de la sociedad. Sin embargo, temas que se iban postergando para ‘cuando hubiera tiempo’ o ‘cuando hubiera dinero’, se han mostrado imprescindibles y, en algunos casos, inexistentes.

Olvidarse de su desarrollo, más que un error, sería la crónica de la muerte anunciada de un sector estratégico.

MÁS PRONTO QUE TARDE

Las ya mencionadas capacidades de agilidad, resiliencia y sostenibilidad – entrelazadas entre sí – ya no solo funcionan como meta, sino como punto de partida para replantearse las nuevas estrategias a desarrollar en tiempos de coronavirus y de cara al mañana.

En pocos datos, las empresas con cadenas de suministro ágiles superan a sus pares. El 10 por ciento de las compañías que Accenture clasificó como Masters de la cadena de suministro lograron un crecimiento de ingresos un 13 por ciento mayor, triplicando la contribución a los ingresos totales y un margen de EBITDA un 2,5 por 100 más alto. Uno de sus puntos en común: la inversión en agilidad.

Asimismo, la archiconocida resiliencia ha permitido a las compañías reconocer las debilidades potenciales de sus cadenas de suministro antes de que fueran expuestas por elementos ajenos a su control, evitando las temidas roturas en la cadena de suministro y las desoladoras estanterías sin reponer de supermercados y tiendas.

En último lugar, aunque no por ello menos importante, la pandemia nos ha hecho conscientes del ‘respiro medioambiental’ que la reducción de la actividad supuso para el ecosistema. No podemos parar, es cierto. El consumo crece y con él los servicios para saciar las necesidades de una población cada vez más demandante. Sin embargo, podemos potenciar todos los cambios que dejamos para 2030 ó 2050 como fechas límite para afrontar una cruda realidad: la destrucción humana del planeta.

Es el momento, ahora que somos protagonistas, de implantar todas las medidas necesarias para asegurar el futuro del sector. Porque si se olvidan de nosotros, si no llegan las ayudas o la situación se torna complicada, sólo habrá una certeza: la logística salvará a la logística.

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Patricia González

Patricia González

Responsable de contenidos de Cuadernos de Logística. Amante de las letras, formo parte de esa generación que se niega a perder la esperanza en el periodismo. La información, fuente de conocimientos y base estructural para la toma de cualquier decisión, es la clave de mi vida. Y para qué negarlo, de la suya también.

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