Inicio / Opinión / 2021 / Contra viento, marea y… ¿Filomena?
||

Contra viento, marea y… ¿Filomena?

Por Patricia González

­Un día te levantas, abres la ventana y ahí está. Como si de un manto de algodón se tratara, las calles se pintan de blanco. Con curiosidad, sacas la mano por la ventana para atrapar un copo de nieve que al tocar tu piel se derrite. Efímero. Como la calma que precedió al caos logístico generado por Filomena.

Al igual que una pieza musical, el jueves un violín empezó a tocar las primeras notas que durante el viernes y el sábado serían interpretadas por bombos y platillos. El ruido ya no dejaba discernir. ¿Esa situación era algo que mirar con ternura o temor?

Sin embargo, la partitura no acababa ahí.

Para cerrar la interpretación, el domingo muchos fueron conscientes de que faltaba el gong final. De golpe, ir a la compra se convertía en una carrera de obstáculos, recibir paquetes en una misión imposible y así, lo más sencillo se tornó en complejo.

¿La misma piedra en el camino?

Mientras la gente esperaba que la tormenta amainase para retomar su día a día, la logística empezaba a ser consciente de la envergadura del fenómeno meteorológico.

Al tiempo que miles de camiones se quedaban atrapados en las carreteras, los almacenes se veían rodeados de toneladas de nieve. La estampa invernal dejó de resultar tan fotografiable. Después de tres días donde familiares y amigos usaban todos los medios a su alcance para hacerte saber que en la calle de al lado – como en la tuya – había nevado, las imágenes despertaban viejos fantasmas.

Las estanterías vacías en pequeñas y grandes superficies hacían consciente a la sociedad – una vez más -, de que el suministro no es cosa de magia. Así es, esa bolsa de palomitas que tantos fueron a buscar durante el fin de semana para ver una película refugiados en sus casas no llegaba sola al súper.

Como dicen: uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

De golpe, todos empezaban a cuestionarse cómo llegarían los alimentos a una tienda donde, a duras penas, podía llegar una persona andando.

La logística invencible

Por mucho que algunos medios de comunicación quisieran relacionar esta situación puntual con la vivida durante el confinamiento de marzo de 2020, lo cierto es que poco tienen que ver. Mientras el inicio de la pandemia llevó a las personas a comprar más, haciendo que la cadena de suministro reforzara cada uno de sus eslabones para responder al reto, ahora no dependía de ellos.

Desde el domingo, las plataformas logísticas comenzaron a limpiar sus accesos. El lunes, los operadores empezaban a tener todo a punto para retomar su actividad mientras que el martes, Mercamadrid volvía a abrir sus puertas. Con todo a punto, todavía faltaba lo más importante, el hielo.

Y es que, a pesar de todo el esfuerzo, pueblos y barrios quedaban a la espera de que las enormes placas de hielo generadas por la bajada de temperaturas se retirasen.

Las miradas, sin embargo, seguían puestas en esas estanterías, antes repletas de fruta, verdura, carne y pescado.

Ante el peligro de que los cerebros de las personas activaran el ‘modo pánico’, políticos, supermercados y operadores apelaban a la responsabilidad de los ciudadanos. Estaba claro: si una persona compraba de más, dejaba a otros sin la oportunidad de hacerse con productos de primera necesidad.

Pero, ¿la cadena de suministro no era invencible?

La respuesta no les sorprenderá, señoras y señores. Como todo sistema, el encaje de bolillos y la sofisticación de la logística – cada vez más preparada para hacer frente a retos como una pandemia mundial -, poco tienen que hacer frente al poder de la naturaleza en estos casos.

Sin embargo, y siendo optimista, esto nos ha dejado una gran lección: el valor de la logística, a diferencia de estos fenómenos, no es algo puntual.

Notificar nuevos comentarios
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
Scroll al inicio