“Estamos convencidos de que sin los servicios no vamos a sobrevivir en el mundo de los productos”; con estas palabras, Joachim Geiger, director de marketing del Grupo Trilux, definía en un reciente encuentro con periodistas, en su sede de Colonia (Alemania), el futuro del negocio de la iluminación, tal como lo ve este fabricante. Una visión audaz, pero cargada de razones.
Lo que sí se percibe como una tendencia que va ganando poco a poco peso en el mercado es que el hardware –la cacharrería, el producto– va perdiendo relevancia a la hora de optar por una marca o una tecnología en un proyecto, de tal modo que en general las compañías ofrecen equipos de una calidad muy similar, con algún factor diferenciador, eso sí, pero en esencia parecidos. Como ha ocurrido en otros sectores (telefonía, audiovisual…), ahora lo que de verdad importa es el servicio que viene asociado al producto. El hardware pierde y el software se impone.