Hace bastantes años disfruté de una semana de vacaciones en las Rías Altas, en la zona norte de Galicia. Un día, en las afueras de la localidad de Cedeira, pregunté a la persona que atendía la estación de servicio cuál era el camino más rápido para llegar a La Coruña; la respuesta –como no podía ser de otra manera (tengo amigos gallegos)– fue la consabida: Depende. Me lo merecía. Pues en este sobado mantra de la digitalización podríamos decir que pasa algo parecido, en función de a quién preguntes.
No obstante, parece que la opinión que se está imponiendo, al menos en el sector de material eléctrico, que es el que suele ocuparnos, es que cuanto más rápido se realice esta transformación digital, mejor. O sea, el mensaje que se difunde es que ya estás tardando. En concreto, en el canal de la distribución profesional hay diversas voces que vaticinan que la empresa que no haya acometido una digitalización eficaz, en el plazo de tres o cuatro años, corre el riesgo de ser irrelevante; o incluso de desaparecer del mercado.
Pero en este contexto de cambio hacia lo digital surgen muchas dudas, las organizaciones empresariales tienen claro algunas cosas, pero desconocen otros aspectos y, en muchos casos, no se sabe hacia dónde orientar el rumbo. Demasiada información que absorber y numerosas dudas acerca de por dónde empezar.
