La recesión, y sus duras consecuencias –que todavía persisten–, ha pasado y el mercado se encuentra ahora en una dinámica de crecimiento, pero el intrusismo profesional se mantiene como uno de los obstáculos insoslayables que impacta en el sector de las instalaciones. Así lo manifestaron de forma casi unánime los participantes en la primera de las Mesas Industriales de MATELEC, que se celebró en Málaga el pasado 6 de marzo: “el intrusismo es una de las principales lacras en este sector”, fue una de las conclusiones.
Un intrusismo que lleva, en ocasiones, a que fabricantes comercialicen directamente al usuario final, a instaladores que se dirigen al fabricante e incluso a distribuidores que van a la propiedad, invadiendo cada uno un papel que, tradicionalmente, no desempeñaba. Pero, en esta entrada del blog, quiero poner el foco en ese intrusismo cotidiano, con el que se convive diariamente y que hace que personas con escasos conocimientos, muchas veces conocidos o familiares, se encarguen de tareas que debería realizar un profesional.