La eficiencia energética es un término tan manido en los últimos tiempos que ha llegado casi a saturar las temáticas de artículos, conferencias y foros que se han escrito y celebrado en el sector de material eléctrico, ámbito energético y afines. ¿Sustituir algunas bombillas convencionales en el hogar o en una oficina por Led ya es eficiencia?, ¿instalar una batería de condensadores en un pequeño negocio ya es eficiencia?, ¿automatizar el control de sistemas en un edificio es eficiencia? Es todo eso y más.
Cabe decir que el incremento continuado del precio de la electricidad, a pesar de las promesas reiteradas del Gobierno, ha hecho mella en los bolsillos de los ciudadanos y también en las cuentas de resultados de las empresas. El aumento del término fijo de potencia en la factura de la luz de los consumidores en 2014 supuso, además, desincentivar las medidas de ahorro ya que la parte variable del recibo, la que depende del consumo, pierde importancia frente a la parte fija; aunque gastes menos energía eléctrica ello no va a representar una bajada proporcional en el montante final que se abona a la distribuidora eléctrica.