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Preferimos el pesimismo

Por Miguel Ángel Jiménez

En los numerosos foros empresariales a los que he asistido recientemente, el tono de las ponencias y el cariz de las predicciones económicas de los distintos expertos oscilan entre el añil oscuro y el gris carbón; parece que hay una competición para dar el dato más negativo. A pesar de que la coyuntura general ofrece signos preocupantes, que influyen de manera directa en el sector de material eléctrico, en ocasiones tengo la sensación de que estamos cerca de una profecía autocumplida. Parece que nos gusta el pesimismo.

En este sentido, he llegado a escuchar en un encuentro reciente la expresión “incertidumbre masiva”; la utilizó el militar, analista y conferenciante Pedro Baños para describir la situación que se ha generado con la desmovilización que ha ordenado Putin, dentro de la escalada bélica de la guerra contra Ucrania. El adjetivo ‘masiva’ no deja lugar a dudas, es como una losa.

No obstante, sin infravalorar diversos indicadores (elevada inflación, encarecimiento de materias primas, precios de la energía, deuda pública…), el mercado de material eléctrico está experimentando, en general, un buen ejercicio. AFME ha desvelado que los ingresos del sector en los primeros ocho meses del año crecieron un 11,34 % respecto al mismo periodo de 2021; esta tasa mejora incluso la registrada en el primer semestre, un 10,98 %. Además, el canal de la distribución muestra también cifras de crecimiento muy positivas que se sitúan en los dos dígitos.

Aunque las expectativas que manejan muchos directivos y entidades del sector arrojan una  ralentización de las ventas para el último trimestre de 2022, ello no impide afirmar que el año terminará en una curva ascendente, mejorando los números de 2021.

Pedro Baños, militar, analista y conferenciante, durante su ponencia en el encuentro organizado por Grudilec, con motivo de su 30 aniversario.

Un sector estratégico

Incluso Pedro Baños, en la intervención realizada en el evento GrudiHub, organizado por Grudilec el 22 de septiembre, no pudo evitar decir que el ámbito energético y de material eléctrico “es un sector estratégico y con un gran futuro por delante”. ¿Motivos? Tanto desde una óptica social como económica, nos encaminamos a un mundo cada vez más electrificado. Electrificación que abarca el transporte, la generación de energía, las telecomunicaciones o el ámbito industrial.

En este contexto, si bien el apartado de las reformas se ha moderado un tanto en la primera mitad del año, debido quizás a la subida del precio de las materias primas y a los problemas en el suministro de ciertos materiales, áreas como las instalaciones fotovoltaicas, el asesoramiento energético y las infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos están actuando como palancas de crecimiento del mercado. Las empresas instaladoras así lo corroboran.

Además, el precio de la electricidad, que sigue en niveles estratosféricos y que perjudica la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, está provocando al mismo tiempo un interés mayor por soluciones que permitan monitorizar los consumos, tanto en el residencial como en las empresas; ello genera nuevas oportunidades. Aumenta así la demanda de tecnologías que facilitan la reducción del consumo energético, mejoran la eficiencia energética de inmuebles y pueden disminuir la huella de carbono de empresas e industrias; desde el autoconsumo o la iluminación inteligente hasta los sistemas domóticos o aplicaciones software.

Las infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos, y todos los equipos asociados, es una de las palancas de crecimiento que tendrá el sector en los próximos años. La electrificación del transporte es imparable.

Perspectivas favorables

En suma, el sector de material eléctrico y áreas afines está en una mejor posición que otros segmentos de actividad. Además, en el entorno macroeconómico, la OCDE estima para España un crecimiento del 4,4 % para el ejercicio 2022 y rebaja la previsión para 2023, situándola en un 1,5 %; cifra modesta, pero por encima sustancialmente de nuestros socios europeos Francia, Italia o Alemania (el amigo alemán entrará incluso en recesión).

Y nos queda, ¡cómo no!, el turismo (gracias, Cristóbal Ripoll, por recordárnoslo en el citado evento de Grudilec). Además del visitante nacional, Pedro Baños vaticinó para el próximo año un significativo volumen de turistas procedentes de Centroeuropa y de países como Polonia.

Por ello, y en última instancia, a pesar del escenario problemático y con variables que no podemos controlar, sería mejor no abusar de los pronósticos en exceso pesimistas. Las personas actuamos más por cómo percibimos una situación que por el hecho en sí mismo; nuestra conducta se guía entonces con arreglo a esa percepción, más allá de las implicaciones reales.

En otras palabras, tengamos en cuenta los riesgos en el mercado (que los hay), pero seamos conscientes de que el sector eléctrico se halla en una óptima disposición y con unas perspectivas de futuro favorables.

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