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¿La innovación está sobrevalorada?

Hay que mirar hacia adelante; las empresas tratan de anticipar los movimientos y las demandas del mercado, procurando avanzar hacia un entorno donde los procesos sean más productivos y eficientes, y los equipos proporcionen más funcionalidades a un mejor precio. La innovación es la palanca que impulsa todo esto. Pero, aunque parezca una osadía, ¿nos hemos parado a pensar por qué y para qué se innova?

Una entrevista reciente a Luis Martín Cabiedes, ex consejero delegado de Europa Press y avezado gestor de dos fondos de capital riesgo actualmente (revista Retina), cuestionaba este paradigma y lanzaba algunas perlas bastante subversivas en un contexto como el que vivimos hoy en día: “Para mí la innovación es absolutamente irrelevante. Está totalmente sobrevalorada, es algo que sirve para que te den premios los políticos”, o ésta: “ser el primero en llegar a un negocio es de pringados. Es mejor ser el último y cerrar la puerta”.

Parecen afirmaciones discutibles y son, sin duda, muy polémicas, pero sirven de acicate para reflexionar sobre muchos elementos que se dan por sentados y sobre los que pasamos sin darnos cuenta. ¿Qué mecanismos se ponen en marcha cuando una organización quiere lanzar productos nuevos?, ¿qué se plantea una empresa en ese momento?, ¿qué intereses llevan a impulsar un desarrollo concreto y no otro?

Al hilo de esto, el representante de una asociación de empresarios instaladores me comentaba hace pocas fechas la distancia, a veces enorme, entre el avance puntero desarrollado por algunos fabricantes y la actividad cotidiana de un instalador, un técnico o un operario de mantenimiento. Entiéndaseme, no estoy en contra de innovar y de superar resistencias para que los sectores, en particular el de material eléctrico, progresen para llegar a mejorar la vida de las personas, nuestro medio ambiente y la industria, y conseguir que el planeta sea más sostenible.

Acercar la innovación tecnológica

Pero quizá haya que poner más el foco en atender las demandas y problemas reales de los clientes en lugar de generar nuevas necesidades, que en ocasiones responden a estrategias de una gran corporación o a otro tipo de objetivos. En la realidad diaria del mercado han aterrizado conceptos como Industria 4.0, ciberseguridad, Internet de las Cosas o Big Data, entre otros, que copan las conferencias y ponencias de congresos y foros, y que, a fuerza de repetirse, se acaban imponiendo en la conversación, sin saber muy bien en qué se pueden aplicar. Sé que constituyen un gran avance y conllevan mejoras de alto valor, pero numerosas veces nos encontramos con mucha paja para llegar finalmente al grano de la utilidad.

El Internet de las Cosas es uno de los conceptos más en boga.

Desde Cuadernos de Material Eléctrico queremos paliar esta distancia entre la innovación y su aplicación práctica y, por ello, organizamos, con la colaboración y el apoyo de Matelec, las Mesas Industriales de MATELEC, ciclo de encuentros que tienen su  primera cita en Málaga el 6 de marzo de 2018, y que debatirán sobre la transformación y el impacto de todos esos avances en la actividad del profesional.

Para concluir, una buena amiga me recomendó un libro que me atrevo a calificar de saludable, por sus buenos efectos, y que desde este post les aconsejo; si tienen oportunidad, no dejen de leerlo: “Las defensas”, del escritor Gabi Martínez.

Espero sus comentarios sobre esta entrada, se admiten incluso críticas.

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Jordi
Jordi
15/02/2019 16:12

Efectivamente, no es bueno llegar el primero pero ojo… lo del ultimo y cerrar la puerta que se lo cuenten a los que abrieron videoclubs pasados los años 2000 o a los señores que acaban de comprar su licencia de Taxi, que se lo pregunten dentro de unos años (pocos) . Lo mas difícil de este tema de la innovación es llegar en el momento adecuado con el producto preciso, no se trata ni de lo mas novedoso ni de generar necesidad, desde mi punto de vista se trata de resolver ese problema que no saben que tienen…

Juan Manuel Plata Plata
Juan Manuel Plata Plata
05/03/2018 06:09

Sí que existe una brecha importante entre el trabajo cotidiano del instalador mantenedor y lo que nos ofrece los fabricantes, creo que tanto la figura del instalador como la del cliente final están siendo arrastrados por una corriente de innovación basada en la hiperconectividad, se nos vende desde todos lo foros que todo debe estar conectado, y este mensaje está calando porque cada vez más el usuario final está más preparado. El Smart Phone esta siendo el vehículo que propicia el acercamiento del usuario a esta innovación y tendencia.

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