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105 días sin suministro eléctrico

No, esta no es una historia de un país tercermundista, o de lo que se ha venido llamando economías emergentes. Esta es una historia que ha sucedido recientemente en España, la cuarta economía de la eurozona, y en concreto en la capital, Madrid, y no en una población pequeña, donde las infraestructuras no se encuentran a veces en las mejores condiciones. Es, además, el relato de una pyme –ese ente tan alabado en los discursos oficiales que se traduce en casi nada en los hechos– y, por dar algún dato más que no desvele nada de la privacidad, del sector audiovisual.

Se trata de una crónica que comienza tras una mudanza, que ya es de por sí un momento complicado y lleno de imprevistos (personalmente las aborrezco por mucho que apóstoles del feng shui y otras disciplinas alternativas defiendan que sirven para dejar atrás lo accesorio de tu existencia). La mudanza a una nueva oficina se convirtió pues en algo cercano a la pesadilla porque la compañía eléctrica, Gas Natural Fenosa, dilataba por sucesivos motivos el alta de la instalación eléctrica, razones que derivaban en principio por ser una instalación trifásica.

Tras la primera solicitud del suministro eléctrico, fechada a mediados de octubre de 2016, llega la primera respuesta una semana después sin concretar nada, a pesar de que era necesaria la instalación de un contador eléctrico. Después de numerosas llamadas por parte de la empresa, finalmente se persona un técnico de la compañía que realiza una inspección visual y emite un informe desfavorable, pues se precisa la intervención de un instalador que realice el Certificado de Instalación Eléctrica (también conocido como boletín).

Llegamos ya a noviembre y el responsable de sección de la compañía eléctrica, directivo de difícil localización en el teléfono y en otros canales, da señales de vida para poder dar conformidad a la instalación llevada a cabo por el electricista. La empresa vuelve a tramitar la solicitud del servicio eléctrico y le responden después de varios días, a través de una carta, que es necesaria una extensión de red, por lo que hay que abonar una cantidad de 72,95 euros; aquí hay que resaltar el lenguaje algo retorcido y oscurantista de este escrito (digno de estudio). La empresa contacta con el instalador, que realiza la renovación y acondicionamiento de la instalación siguiendo los criterios de Gas Natural Fenosa y tramita el Certificado de Instalación Eléctrica; estamos en diciembre, han pasado dos meses.

A pesar de todo ello, la pyme de esta historia sigue sin recibir la conformidad oficial por parte de la compañía eléctrica, y tras persecución telefónica consigue que se les instale el contador eléctrico el 12 de enero de este año por parte de Fenosa. Entre medias, y debido al hartazgo por las dilaciones, la empresa decide cambiar de suministrador y pasar al mercado liberalizado, contratando con la eléctrica EDP Energía.

Llegados a este punto surge una nueva complicación, fuente de conflicto entre ambas compañías eléctricas, y es que el edificio donde se halla la oficina de la pyme se encuentra en el límite de dos distritos postales; a un lado, potestad de Gas Natural Fenosa, al otro, territorio de Iberdrola. Vamos, como si estuviéramos en la frontera de dos países y se tratara de un conflicto diplomático. Tras varios dimes y diretes (EDP Energía comunica el día 24 de enero que desconocían la existencia del contador), se consigue resolver esta incidencia y el electricista instala los elementos de protección y la instalación se da de alta con el suministro de electricidad, a fecha de 25 de enero.

He intentado resumir de modo sucinto un proceso con numerosísimas llamadas y correos electrónicos (por cierto, con un “nefasto” servicio telefónico de atención al público de ambas compañías), amén de otras gestiones, realizados por el personal de la pyme en cuestión, que veía cómo su actividad estaba en peligro por la falta de luz durante un plazo de tres meses y medio. Ante esto el sentido común se pregunta, ¿es necesaria tanta burocracia para realizar los trámites de un servicio básico, como es la luz, para la actividad de una empresa o de un hogar?, ¿sigue España, en muchos casos, atada a procedimientos obsoletos para estos temas?, ¿es mucho pedir ponerse en la piel del usuario o empresa que solicita este servicio? Preguntas cuyas respuestas no sé si nos gustarían; se admiten sugerencias.

Por otro lado, no les voy a contar cómo consiguió la pyme seguir con su actividad diaria en ese tiempo. Eso, como se suele decir, es harina de otro costal.

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Contratar gas natural
Contratar gas natural
05/08/2019 15:01

El sistema eléctrico se cae a menudo por toda España, es mucho más débil que el de otro tipo de fuentes de energía. Yo me he pasado al gas natural

juanmanuel
juanmanuel
22/02/2017 10:54

Desgraciadamente Miguel, esta historia se refiere al suministro de electricidad, pero se repite habitualmente en el suministro de gas, telefonía, sobre todo si es de fibra óptica, y cualquier servicio en manos de oligopolios en los que se apesebran los políticos de las más variadas ideologías.
Si de verdad estuvieran liberalizados los mercados y hubiera competencia real, ya te digo que no habría historias como la que cuentas.

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