Estoy segura de que, en algún momento, todos nos hemos sentido poca cosa, poco importantes, ya sea en el ámbito personal o en el profesional. He escuchado a algunos ferreteros mostrarse convencidos de que ellos son muy pequeños para enfrentarse a los retos que el mercado actual plantea. Si piensas que la ferretería es un negocio demasiado pequeño para ser relevante… es que nunca has pasado una noche en una habitación cerrada con un mosquito. Me he tomado la libertad de adaptar este proverbio africano que escuchamos en el pasado Congreso AECOC de ferretería y bricolaje, de boca del conocido especialista en estrategias de marca, Andy Stalman.
Y es que me parece una frase magnífica que refleja que nunca hay que menospreciarse ni que menospreciar el poder de los demás, por muy insignificantes que puedan parecer. Esto, los verdaderamente grandes lo saben muy bien.
Me estoy acordando del actual director general de Leroy Merlin España, Ignacio Sánchez Villares, quien siempre señala el gran trabajo que realizan los detallistas especializados (en cocinas, en baños, en suelos…), mucho más pequeños que el gran gigante de la decoración, el bricolaje y la mejora del hogar, pero con una capacidad inmensa de influencia en su ámbito local. No solo no le resultan indiferentes estos ‘pequeños’ detallistas, sino que se fija en ellos para aprender.
Con esto quiero decir que no existe ferretería demasiado humilde que no pueda destacar y ser relevante en su área de influencia. Eso sí, nada viene de forma gratuita: es preciso trabajar y, sobre todo, poner en funcionamiento “cantidades ingentes de creatividad”, también en palabras de Andy Stalman.
Razones que desmienten que la ferretería es un negocio demasiado pequeño
La ferretería está siempre cerca de las personas. Conoce a sus clientes, sus nombres y sus problemas. Le pone sentimiento y humanidad al negocio.
Resuelve las necesidades y problemas de sus clientes. El ferretero es el gran solucionador de los contratiempos que surgen en los hogares. Se convierte en el experto que saca de más de un apuro a sus vecinos.
Tiene una oferta adecuada a su ámbito de influencia. Los clientes saben que pueden contar con su ferretería para resolver cualquier problema del hogar.
Enseña técnicas útiles que ayudan a hacer más fácil la vida de sus clientes. Mediante talleres y actividades o con simples consejos, las personas que acuden a la ferretería aprenden trucos o nuevos procedimientos para realizar mejor un trabajo concreto.
Participa de la vida del barrio. Colabora con iniciativas locales que ayudan a impulsar y desarrollar económica y socialmente la zona donde se ubica.
La gente necesita una ferretería cerca. Cuando una ferretería que lleva años en un lugar, cierra, muere con ella un trozo de ese barrio, ciudad o pueblo. Es un negocio que siempre se echa de menos cuando falta. No hay más que ver con qué alegría acogen los vecinos la llegada de una nueva ferretería. Y es que no podemos vivir sin ellas.
Evidentemente, para que todo lo anterior sea una realidad, la ferretería ha de cumplir un mínimo de requisitos:
- Tener una tienda que anime a entrar: ordenada, limpia, acogedora.
- Ser amables y contar con un servicio impecable.
- Ofrecer productos nuevos. Sorprender.
- Servir de inspiración a sus clientes.
- Y contar con un surtido adaptado a su entorno.
Con todos estos ingredientes, la ferretería siempre dispondrá de un sitio preferente en su área de influencia y en la mente de los usuarios.
¿Todavía piensas que la ferretería es un negocio demasiado pequeño para ser relevante?
Sin duda, Cristina. Como digo, la ferretería es imprescindible en las ciudades, barrios y pueblos. Pero, evidentemente, hay que trabajar, estar al día y pensar en los clientes. Solo así podrá tener éxito. ¡Ánimo y adelante siempre!
Gran artículo Marta, muchas gracias por la píldora de ánimos!
A veces nos cuesta mucho valorarnos y poco compadecernos, pero esto último no está en nuestros planes, a seguir a por más y mejor!
Gracias por tu aportación, Delia. A veces nadie confía en ti y eso tiene que servirnos de acicate para demostrar que somos capaces de vencer cualquier dificultad. Con tu fuerza y actitud seguro que conseguirás lo que te propongas.
Exacto, Arkaitz. Muchas gracias por tu comentario y que no te falte nunca el entusiasmo.
Efectivamente, nunca hay que darse por vencido, Minia. Y sé que tu carácter luchador te impulsa siempre hacia delante. Así que ¡ánimo y no desfallezcas!
Claro que sí y aunque los principios no son siempre tan fáciles como podemos creer, con el esfuerzo,trabajo,constancia y sobre todo la ilusión TODO se consigue. Nosotros vamos por la segunda generación y cuando me toco el relevo generacional he de decir que pocos apostaron por mí y a día de hoy después de 15 años he decir que amo mi profesión y mi trabajo y quiero realmente jubilarme de ello. Feliz día.
Todos nos sentimos abrumados por las GSB y nos sentimos pequeños, pero un pequeño ratón pueden hacer no arrancar al camión más grande…
Cómo nos entiendes… Muchísimas veces me he sentido poca cosa, pero no por eso me doy por vencida.