La juventud en ferretería es la garantía del futuro del canal, divino tesoro por tanto. Pero, por la misma razón, también conlleva una enorme responsabilidad, la de hacer sostenible el modelo de negocio, con todo lo que ello supone de capacidad de innovación, resiliencia y espíritu de sacrificio. La ilusión y la motivación se dan por supuestas.
Bosch
RSC, reputación y posicionamiento
Las siglas RSC cobran cada día mayor importancia en el mundo de los negocios. La Responsabilidad Social Corporativa se ha convertido en un elemento identificador de los valores de las empresas y de su compromiso con la sociedad en la que operan. La corriente viene de Estados Unidos, donde en una sociedad profundamente desigual, los más ricos son muy dados a la filantropía y donde las empresas descubrieron hace tiempo que su preocupación por los más desfavorecidos tenía retorno en forma de reputación y posicionamiento.
En nuestro entorno, el fenómeno es todavía relativamente nuevo y se asimilaba hasta hace muy poco a las obras de caridad. De forma individual empresas y empresarios decidían devolver a la sociedad un poco de lo que de ella habían recibido en forma de ayudas a empleados que puntualmente pasaban por un momento de dificultad, a la parroquia del pueblo o a Cáritas, por poner algunos ejemplos de todos conocidos.
Con la aparición de la Fundación Txema Elorza, en 2007, el sector de ferretería y bricolaje ha visualizado y configurado esa corriente de solidaridad empresarial con los más desfavorecidos que se ha concretado en diferentes acciones en favor de causas relacionadas de una u otra forma con el sector: dotación de herramientas para talleres de formación y becas para jóvenes en riesgo de exclusión social en el tercer mundo, bolsas de estudio para hijos de empleados del sector, ayudas a ferreterías afectadas por el terremoto de Lorca, talleres para niños y jóvenes con un trasfondo solidario, etc.
El número de empresas involucradas en estas acciones de RSC es creciente y en los últimos tiempos se ha convertido en un ejemplo de colaboración entre proveedores, distribuidores y detallistas con resultados magníficos. Sirvan como ejemplo los talleres de formación para empleados que se han llevado a cabo en QF+, Coinfer o Bricoking; o los talleres para niños en favor de causas concretas realizados y proyectados en Ferretería Ortiz, Madriferr o Leroy Merlin, impartidos desinteresadamente por Briconatur y que han contado con el patronicio de proveedores del sector como Aghasa Turis, Barbosa, Bosch, Bruguer, Compo, Desa, Eagle, Eurobrico, Husqvarna, Juba, Matabi, Panter, REI, Snickers, StanleyBlack&Decker, Worx, Wolfcraft, WD-40.
Termino con dos casos especiales, por lo cercanos y entrañables: la campaña “Apadrina una neurona para Alex”, y la dotación de un “huerto para Malawi”, que están involucrando a operadores de muy diversas procedencias y que constituyen un ejemplo de compromiso y generosidad muy notable. Se llama RSC, pero representa lo mejor de todos, empresas y empresarios. Y, en mi opinión, tiene retorno, estoy seguro.
A los niños les encanta el bricolaje
Que a los niños les encanta hacer bricolaje lo puede ver cualquiera que les observe jugar con sus mecanos y sus legos: cuando desmontan pieza a pieza sus coches, muñecas y naves espaciales y tratan de componerlos de nuevo inventando cada vez un nuevo juguete. Lo que pasa es que los padres nos enfadamos mucho cuando vemos destrozado ese juguete carísimo que les acabamos de regalar y les capamos de golpe su iniciativa y su innata creatividad.
No es broma. Los que el pasado sábado tuvimos la oportunidad de participar en el Taller Solidario “Apadrina una neurona para Alex”, organizado por la Fundación Txema Elorza y Leroy Merlin, en el centro de este último en el Parquesur de Leganés, pudimos constatar una vez más lo bien que se lo pasan los niños haciendo tareas de bricolaje. Había que verlos cortando con una sierra caladora, pegando madera con una pistola de silicona y pintando con un rodillo los colores de su portafotos o de su colgador. Sus caritas lo decían todo.
Claro, necesitaban ayuda. A nadie se le ocurre dejar a un niño de cinco años cortar madera con una sierra de calar eléctrica o pegarla con una pistola de silicona caliente. Pero igual que hacían los monitores, cualquier padre o madre puede en casa iniciar a un niño en unas tareas que, además de creativas y divertidas, suponen “jugar” juntos.
El sábado retraté a niños y niñas de menos de 10 años, posando con su trabajo y su diploma, más contentos que unas pascuas. Vi a papás y mamás embobados con el quehacer de sus hijos. Y vi que todos los que estábamos allí colaborando con una buena causa, nos dábamos cuenta de que el bricolaje es una actividad que tiene futuro si todos los que formamos el sector de bricolaje y ferretería nos comprometemos de verdad en fomentar desde la niñez la creatividad de nuestros conciudadanos.
Que cunda el ejemplo de Aghasa Turis, Barbosa, Black&Decker, Bosch, Briconatur, Bruguer, Eurobrico, Fundación Txema Elorza, Leroy Merlin, Optimant Controls, REI, Salki, Wolfcraft, WD-40 y Worx. Trabajando juntos, con altura de miras y con luces largas, el bricolaje será en una generación una actividad practicada con agrado por los que ahora son niños.
El sector no está a la altura de las exigencias de internet
Cada día me encuentro más operadores del sector de ferretería y bricolaje con página en internet. Más fabricantes y distribuidores y más y más comercios. Y no hay visita que no hagamos en la que nuestros interlocutores no nos comuniquen que si todavía no tienen web propia están a punto de abrirla y, si la tienen, que la están actualizando y/o dándole contenido y sentido.
No es la primera vez que me mojo en este blog al respecto y me temo que no va a ser la última. En general, la presencia de las empresas del sector en la red de redes deja mucho que desear y es contraproducente o, dicho de otra forma políticamente correcta, es manifiestamente mejorable.
Abrir un sitio en internet es relativamente fácil y económicamente asumible por cualquier empresa, por pequeña que sea. Que ese sitio sirva para potenciar o mejorar su imagen ya es harina de otro costal. Mantenerlo actualizado y vivo es una heroicidad. Utilizarlo como medio de interacción con posibles clientes, requiere un esfuerzo enorme y una estrategia clara que el 99% de las compañías no tiene.
Como parte de mi oficio de periodista y fruto de mi inquietud por el futuro de las empresas que conforman nuestra plataforma de usuarios y clientes, me paso unas cuantas horas al mes navegando desde el ordenador , la “tablet” o el móvil por las miles de páginas relacionadas con la ferretería y el bricolaje y me apena reconocer que las mejores son las que no pertenecen a empresas del sector. La de Amazon, por su facilidad para comprar, es un ejemplo a seguir.
Las exigencias de internet sobrepasan en mucho el actual estado de cosas de nuestras empresas: Falta de estrategia y de recursos; desconocimiento de las claves que intervienen en el posicionamiento y el reconocimiento de la web; incapacidad para generar contenidos de valor; confusión entre lo interno y lo externo, entre el mensaje lanzado y la realidad del mercado… Desalienta comprobar cómo se tira el dinero en proyectos mal diseñados e imposibles de mantener con los recursos disponibles. Desalienta ver el ridículo que hacen en la red buenas empresas con páginas antiguas, desactualizadas o tan pretenciosas que producen sonrojo. Apena constatar el desconcierto con el que muchos quedan enredados en la red y cómo su imagen se degrada entre la indiferencia general.
Hoy puede ser un buen día para empezar a valorar nuestra presencia en la red y para interiorizar que hay que estar en internet, pero conscientes de sus exigencias y de nuestras limitaciones. Y para terminar, dos ejemplos de buenas páginas: http://www.rubi.com/ y http://www.bosch-pt.com/es/es/herramientas-electricas/herramientas-electricas.html.
Y tú, de quién eres
Hay un villancico navideño que canto desde niño y que empieza así: “Dime niño de quién eres, todo vestido de blanco…” Y el niño responde “Soy de la Virgen María y del Espíritu Santo…”. Y las preguntas se vuelven a repetir periódicamente a lo largo de la canción para identificar inequívocamente al niño Jesús. En muchos pueblos, el “¿tú de quién eres?” es la forma corriente de preguntar cuáles son tus raíces, quiénes tus padres o tus abuelos. La respuesta puede ser del estilo: “yo soy de los Petucos” o “mi abuela era la María, la de la calle Ancha”. En ambos casos, las respuestas desvelan un orgulloso signo de pertenencia a una familia, a un lugar, a una creencia.
Y si preguntáramos a los ferreteros ¿Y tú de quién eres?. Muchos lo llevan escrito en el rótulo de su establecimiento: Ferretería La Clau, Cadena 88; o Ferretería Doan, Ferrcash; o Ferretería Verdú, Habitacle; o Coinfer, Ferretebién; o Bricotech, Cadena 88, Expert, o Ferretería Irisarri, Comafe, Ferrokey; o Suministros Campillo, Sumurca, Sandvik … En el último caso, la marca de un proveedor se añade a los signos de identidad. Hay casos mucho más significativos en los que junto al rótulo del nombre aparecen no una sino varias marcas de proveedores: Bellota, Bosch, Titán, Palmera, Makita, Bruguer, Facom, Festool, Juba, Pferd, etc, etc. se pueden ver en multitud de fachadas de ferreterías y suministros industriales de toda España.
No daré nombres, pero no es inhabitual que en las fachadas de las ferreterías se sucedan, junto al rótulo principal, signos de pertenencia a diferentes organizaciones: primero de una cooperativa, luego de Ferrobox, más tarde de Cadena 88, después de Ferr Cash… También he visto paradojas del estilo: Ferretería XXX, Cadena 88, Ferrokey.
Por no cansarles, les diré que, en general, al consumidor le importa bien poco todo este lío, aunque es verdad que la confusión que genera no ayuda a una correcta identificación del establecimiento. Leroy Merlin, Bricodepot o Bricor son siempre y en toda circunstancia Leroy Merlin, Bricodepot y Bricor. Las grandes enseñas tienen claro el “Tú de quién eres”. La ferretería y el suministro tradicionales, parece que no tanto. Y, en mi opinión, eso concede una ventaja competitiva a los primeros sobre los segundos.
Propongo una reflexión al respecto ahora que es Navidad y que muchos cantaremos aquello de “Dime niño de quién eres…”
Las buenas herramientas también son para el bricolaje
Mi amigo, médico y zamorano para más señas, presume de bricolador. En el sótano de su adosado muestra a todos los que como yo tenemos inclinación por el `háztelo tú mismo´, su banco de trabajo -hecho por él mismo con madera maciza de no me acuerdo qué árbol de especial dureza- y su panel de chapa perforada en el que se pueden encontrar todo tipo de herramientas manuales y eléctricas. No cualquier tipo de herramientas, sino las mejores en cada familia, o eso es al menos de lo que él presume.
El tornillo de banco, Acesa; los martillos, Bellota; los alicates, Palmera y Knipex; los destornilladores, Irazola y Witte; los sargentos, Urko; la llave de pico de loro, Super Ego; las llaves Allen, Wera; las llaves fijas, Irimo, Acesa y Bahco; el nivel, Sola; el taladro, Metabo; la amoladora y la lijadora, Bosch; la fresadora, Virutex; la esmeriladora, Ayerbe; el flexómetro, Stanley; los cutters, Tajima; los serruchos, Sandvik y Bahco… Y para el jardín, tijeras Altuna; podaderas de Altuna y Gardena; pala y azadilla de Bellota; el carro portamangueras de Tayg…
Siempre que nos vemos me pregunta por qué no encuentra en los centros de bricolaje ninguna o casi ninguna de estas marcas. “Al final acabo en la ferretería de siempre”,-dice-, aunque últimamente han traído unas herramientas malísimas, naranjas, con una marca desconocida que el ferretero se empeña en recomendarme, aunque sabe bien que a mí me gusta lo bueno”.
Cuento esta historia porque cada vez entiendo menos el posicionamiento de algunas marcas respecto al bricolaje, de algunas marcas y de algunas enseñas. Parecería que los productos buenos deben venderse solo a profesionales y en ferreterías o suministros industriales especializados y que los de bricolaje es mejor que sean baratos, sea cual sea su calidad. En mi opinión, el bricolador bueno se siente orgulloso de sus herramientas y el principiante no progresará si sigue manejando herramientas de tercera, es más, acabará aborreciéndolo. Siempre pienso en la satisfacción que da apretar un tornillo con un destornillador de mango bi o trimaterial y una punta que encaja perfectamente en la cabeza del tornillo y la frustración que supone hacerlo con un destornillador cuyo mango se resbala de las manos y cuya boca -retorcida- no hay manera de que cumpla su función.
Pero, a lo mejor es que, como mi amigo, me he convertido en un bicho raro que se siente orgulloso de sus herramientas y que disfruta haciendo pequeños trabajos de bricolaje.