El comunicado conjunto emitido el pasado viernes por Comafe y QF+ que ha convulsionado el sector de ferretería, es un déjà vu.
A finales de los 80, hubo un serio acercamiento entre la entonces Cofac y Comafe, para abordar un proyecto en común más allá de Ancofe (Agrupación Nacional de Cooperativas de Ferretería).
Y hace 8 años, en 2012, un proceso de fusión que no acabó bien por problemas derivados de la patrimonial propietaria del almacén de la cooperativa madrileña en Leganés.
Ahora que las cosas son diferentes -Comafe dispone de un nuevo almacén en Getafe y QF+ ha digerido la fusión Cofac-Cifec- parece que la historia acabará bien, o ese al menos es mi pronóstico.
Tiempo de fusiones
Después de la fusión Cofedas-Coanfe en YMás, la previsible fusión Comafe-QF+ no hace más que confirmar la imperiosa necesidad de que las cooperativas de ferretería ganen tamaño y mejoren sus ratios de eficiencia para ser competitivos en un entorno cada vez más complejo y difícil.
Es verdad que el comunicado emitido el viernes solo habla de un acuerdo de intenciones para elaborar un proyecto común, pero con los antecedentes, a nadie se le escapa lo que eso significa. Y solo cabe esperar que se haga lo más rápido posible para evitar incertidumbres o indeseables marchas atrás.
El proyecto en marcha supone resucitar en el ámbito cooperativo el eje Madrid-Barcelona, que siempre se consideró como el paso previo imprescindible para la unión de todas las cooperativas en una única entidad de ámbito nacional.
Y supone, asimismo reconocer el liderazgo de Comafe, que en los últimos años ha venido dando síntomas de querer encabezar un proyecto de amplio espectro en el que incluir al mayor número posible de establecimientos de ferretería y suministros en toda la geografía nacional.
Un actor protagonista
Aunque en el comunicado hay alguna inexactitud en cuanto al número de puntos de venta implicados -más de 1.500- lo cierto es que el proyecto resultante, si finalmente cuaja, representa un potencial de negocio conjunto que supera los 200 millones de euros de compra, con más 400 socios y 600 puntos de venta, a los que habría que añadir las más de 350 tiendas de Ferrcash.
La implantación a nivel nacional del nuevo actor se convertiría en la segunda más capilar del sector, tras Cadena 88, y conseguiría importantes sinergias en temas de logística, digitalización y omnicanalidad.
Y, en mi opinión, se convertiría en la bandera de enganche para que otras cooperativas pudieran embarcarse en el muchas veces demandado proyecto cooperativo común.
Interrogantes
La lógica del proceso incluye, no obstante, unas cuantas interrogantes que habrá que resolver y de cuya respuesta va depender la velocidad de desarrollo del proyecto y su viabilidad. A título de inventario son:
- ¿En qué tipo de régimen mercantil se va a constituir la nueva sociedad?
- ¿Cómo se ponderará el peso de cada cooperativa en la nueva entidad?
- ¿Dónde se ubicará la sede?
- ¿Se unificarán almacenes o se mantendrán los actuales?
- ¿Convivirán las enseñas de Optimus y Ferrokey?
- ¿Cómo afectará a NCC?
- ¿Qué ahorros se esperan conseguir con la integración?
- …
Acabo pidiendo inteligencia, lucidez y generosidad para los que están participando en el proceso y tienen que llevarlo a buen término. Y suerte, para que ningún virus infecte y eche por tierra un proyecto que, aunque lleno de obstáculos, se me antoja vital para el futuro de las ferreterías y los suministros industriales de proximidad.
Cantos de sirena para ganar tiempo hasta la jubilación de oro del “ser superior”, y poco más.
No te veo muy optimista, Jorge.
En todo caso, gracias por tu comentario.
Dos condiciones indispensables para el éxito de la operación.
Dos presidentes con suficiente poder interno.
Dos gerentes qué quieran realmente la fusión y olviden intereses personales.
De acuerdo contigo. Fernando. Indispensable, pero no suficiente. Hay que convencer a los consejos rectores y a las asambleas de socios.