¿Será la salida en V o en W? Esa es la pregunta que más se repite en el sector de ferretería y bricolaje. ¿Saldremos de la crisis del COVID-19 como entramos? ¿Rápidamente, en V? ¿O más bien veremos una rápida recuperación que alcanzará su pico al final del verano y volverá a caer hasta final de año, para recuperarse a lo largo de 2021, en W?
Los menos optimistas prefieren usar la U, para un crecimiento muy rápido después de un periodo valle que puede ser más o menos largo; o la L, que supone prever un periodo largo de no crecimiento, de arrastrarnos por el fondo del pozo.
A favor de la V
Si nos quedamos con las imágenes que se repiten día a día, desde que se empezó a relajar el estado de alarma, en las ferreterías y centros de bricolaje, habría que apostar por un crecimiento en V.
Las colas de compradores en los establecimientos y las roturas de stock en familias determinadas -piscinas o muebles de jardín- o los almacenes desbordados de las principales organizaciones de distribución -Ehlis o Comafe, por ejemplo-, aun trabajando a tres turnos, invitan a creer en el mejor de los escenarios posible.
El crecimiento de las ventas online -que se va a mantener aunque sea a un menor ritmo- o el redescubrimiento de la venta telefónica -léase el ejemplo de Leroy Merlin- junto con la puesta en marcha de la temporada turística y la vuelta a la actividad del canal Horeca, refuerzan la conjetura más optimista.
A favor de la W
La pregunta que se hacen los más prudentes es cuánto va a durar ese tirón de la demanda, considerado puntual. Cuánto va a durar esa pulsión compradora de los que hemos estado confinados tantas semanas.
Este grupo piensa que el final de las vacaciones veraniegas -finales de agosto, mediados de septiembre- va a suponer una vuelta a la toma de conciencia de que nos esperan meses, sí no años, de mucho paro, mucha morosidad y, sobre todo, mucha incertidumbre.
Porque ¿Veremos un rebrote del COVID-19 en cuanto empiecen a bajar las temperaturas, al final del otoño? ¿Qué porcentaje de los actuales ERTES se convertirán en ERES en los próximos meses? ¿Qué incidencia tendrán en el consumo las previsibles subidas de impuestos y tasas para intentar cuadrar las cuentas públicas?
Y para más INRI, ¿qué pasará si los socios de la coalición gubernamental no consiguen sacar adelante unos presupuestos para 2021? ¿Iremos a nuevas elecciones?. O si finalmente, nuestros socios de la UE ¿no liberan los fondos suficientes para dotar de liquidez al sistema?.
Otras letras
Demasiadas preguntas sin respuesta. Demasiadas incógnitas que, según otro grupo de opinión, abocan al sector a una salida de la crisis en una U muy abierta o en una L con una base larga.
Paro por encima del 20%, endeudamiento generalizado de las empresas, las familias y el estado; penalización de la UE a un país desunido, con demasiadas reformas pendientes y un clima político caínita, son los elementos que conformarían un escenario poco proclive a una recuperación de la demanda rápida y sólida.
Como somos un país ciclotímico, que pasamos de la depresión a la euforia y viceversa en cuestión de días, y como no podemos prever qué pasará con el virus ni con decisiones de mercado que se toman a miles de kilómetros de distancia, en mi opinión, solo queda apretarse los machos, y:
- Estar atentos a los cambios y adaptarse a ellos a la mayor velocidad.
- Minimizar el riesgo diversificando la clientela.
- Identificar las oportunidades que se presenten y lanzarse a saco a por ellas.
- Ser fieles a los principios básicos del comercio y si no funcionan, cambiarlos.
- Reinventarse, regenerarse, reforzarse y resistir.
Hagamos entre todos que sea la salida en V o en W. Cuídense. Feliz semana.
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