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Esperando tener suerte

Por Juan Manuel Fernández

A poco más de una semana del sorteo de la Lotería de Navidad, millones de españoles esperan que la suerte les acompañe ese día. Yo entre ellos, aunque sea el único día del año que espero tener suerte – es el único que juego a la lotería-. Los otros 364 días me dedico a lo que la mayoría, a trabajar y a sacar adelante, con todos mis colaboradores, C de Comunicación. No pienso en la suerte ni le doy valor. Ya sé que me puede caer una teja  o cagarme una paloma mientras paseo; pero como no puedo hacer nada al respecto, sigo mi camino.

Viene a cuento esta digresión pre navideña para compartir las muchas ocasiones en las que tengo que oír cosas como “Qué suerte tiene fulano, qué bien le va el negocio, y eso que empezó sin un euro”, “Zutano tiene una flor en el culo, todo lo sale bien, cada vez que pide paraguas a su proveedor, se pone a llover a cántaros”, “A Perengano se le ha aparecido la virgen, le han puesto al lado de su tienda un Mercadona”… En todos los casos, la suerte apareciendo como el principal mérito de los interfectos.

En el lado oscuro: “Es gafe, cada tienda que abre declaran el edificio en ruinas”, “El mejor empleado que tenía se le ha marchado a la competencia, ahora que pensaba hacerle encargado, qué mala suerte”, “El contenedor que venía de China ha llegado tarde y los artículos no responden a las características pedidas, qué mala suerte”… Ahora es la mala suerte la que cae como una maldición en los aludidos.

Seguro que conocen el dicho: “Cuanto más trabajo más suerte tengo”. Yo no estoy de acuerdo. La historia nos recuerda los millones de esclavos o de niños que trabajando más que nadie, la única suerte que tuvieron fue morir antes que otros, que trabajaron menos. Sí estoy de acuerdo en la siguiente sentencia: “Cuanto mejor trabajo más suerte tengo”, que es lo mismo que decir que la suerte se suele aliar con quien hace bien las cosas, que esperar salir adelante solo con un golpe de suerte suele llevar a la frustración y al fracaso, que las malas decisiones suelen acarrear mala suerte y las correctas, buena…

Que se puede hundir el mundo y que dentro de 100 años, todos calvos, pero –en mi opinión- la suerte consiste en afrontar la vida y los negocios con optimismo, con preparación, de acuerdo a un plan, buscando la diferencia y aportando valor, adaptándose a las circunstancias sobrevenidas y aprendiendo de los fracasos.

Cuando hablamos de ferretería, bricolaje y suministros industriales, la suerte no puede ser una excusa del fracaso ni un argumento del éxito. Sin embargo, en lo personal, mucha suerte el 22 de diciembre.

Felices Navidades

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