El fin de semana me lo he pasado en el DIY Show, compartiendo experiencias con unos cuantos miles de aficionados -90% aficionadas- a las manualidades, la decoración y el bricolaje. En el hotel Silken Puerta de América, en Madrid, con los chicos y chicas de Handfie y con todas las talleristas que participaron en las diferentes actividades organizadas.
El contacto con el usuario final te da siempre –en mi opinión- imputs muy valiosos y, más, cuando estos imputs los recibes en plena actividad, cuando el usuario está realizando proyectos con las herramientas y materiales que se encuentran en las estanterías y lineales de las ferreterías y las medianas y grandes superficies de bricolaje.
En esta ocasión quiero compartir mi experiencia con el uso y aplicación de los adhesivos, dado que fue el material que más consultas y dudas suscitaba entre los visitantes. “Estoy buscando uno que pegue plástico y goma ¿me vale este que dice que pega todo?”, “Quiero uno para tela que pueda meter en la lavadora”, “Estos dos -de diferentes marcas- dicen que valen para lo mismo…me llevaré este que es el que mejor información tiene” , “¿Puedo utilizar este para pegar cuadros que pesen poco directamente en la pared?, “Necesito uno que sea tan rápido como el cianocrilato pero que sea más duro y resista los golpes”, “¿Qué quiere decir que no sirve para polipropileno. Qué es el polipropileno?”…
La casuística es infinita y las respuestas no siempre fáciles. “He ido a Leroy Merlin y a una ferretería del barrio pero no sabían decirme con claridad cuál es el pegamento que necesito. Por eso he venido a preguntar aquí”. Una señora que hacía broches y pendientes me enseñó varios de los modelos que vendía y me decía que la silicona de las pistolas termoencoladoras no le daban el rendimiento que ella necesitaba. Cuando le dije que la silicona es otra cosa, se quedó de piedra.
Mi reflexión, al hilo de esta experiencia de tres días, es que el mercado de adhesivos tiene un problema grave de comunicación, que su complejidad es tan grande y los fabricantes ponen tal número de productos similares en venta, que el usuario no es capaz de discernir cuál es la mejor solución para su problema. Y acabo, pronosticando que sólo con una formación exhaustiva del dependiente –sea cual sea el canal de venta- y con una colaboración estrecha fabricante-detallista se podrá dar respuesta a las necesidades de unos consumidores que cada día son más selectivos y exigentes.






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