Comenzamos el último cuatrimestre del año con un prudente optimismo, después de que hasta las vacaciones veraniegas la mayoría de operadores del sector estén creciendo entre un 5 y un 10%. Algunos, hasta lo hacen por encima del 20%. Otros, se mantienen en cifras similares a 2014; pero, en fin, la media se sitúa en unos porcentajes de crecimiento que han cambiado la cara del sector después de más de siete años de vacas muy flacas.
Todo va mejor, pues; todo, salvo –en mi opinión- algunas cosas, que relaciono a título de inventario:
- La rentabilidad, a la que falta mucho para alcanzar los porcentajes previos a la crisis.
- La transparencia en la cadena de distribución, que, aunque algo ha mejorado, sigue dejando mucho que desear.
- La presencia del sector –con honrosas excepciones- sigue estando a años luz de lo que necesitaría. Y la brecha se sigue abriendo.
- El acercamiento al usuario. El lenguaje ingenieril constituye una barrera que pocos fabricantes se atreven a saltarse. Por su parte, los detallistas siguen empeñados en editar folletos catálogos poco motivadores.
- La atención en el punto de venta. En los grandes centros de bricolaje, por su ausencia. En el comercio tradicional por la displicencia con la que se trata a los que no saben lo que quieren o a los que quieren gastar poco.
- La disponibilidad de los artículos. Demasiados ganchos vacíos y demasiada espera para recoger los pedidos.
- Las sinergias que deberían producirse entre las diferentes organizaciones para “hacer sector”.
- El fortalecimiento de las enseñas destinadas a vertebrar al canal de proximidad.
- La indefensión de los pequeños detallistas independientes ante los avatares del mercado.
- El fomento, reconocimiento y retribución del talento en todos los niveles de la cadena de distribución.
El sector de ferretería y bricolaje se beneficia, como todos, de la mejora global de la economía, pero su crecimiento y sostenibilidad pasa por acometer cuanto antes los puntos del decálogo. Y algunos más que seguro que se le ocurren a usted, querido lector. Me encantaría que los compartiéramos.